Itongadol.- Cientos de palestinos se atrincheraron en la mezquita de Al Aqsa, en el Monte del Templo, y lanzaron piedras y fuegos artificiales a la policía israelí. Tras seis horas de enfrentamientos, la policía disolvió los disturbios y detuvo a unos 300 hombres. Al menos 152 palestinos resultaron heridos por balas de goma y gases lacrimógenos, ocho de los cuales se encuentran en cuidados intensivos, mientras que tres agentes israelíes sufrieron heridas leves.
El primer ministro israelí, Naftali Bennett, convocó una reunión de seguridad de emergencia por la situación. En el encuentro, el jefe de la policía, Kobi Shabtai, dijo que los agentes que se encontraban en el lugar de los hechos hicieron todo lo posible para evitar entrar en la mezquita. «Pedimos a los guardias del Waqf que se ocuparan de los alborotadores y los sacaran del Monte, pero lamentablemente eso no funcionó», expresó Shabtai.
«A pesar de ello, permitimos que las oraciones de la mañana continuaran, pero incluso después de eso los oficiales fueron atacados con piedras y fuegos artificiales disparados directamente contra ellos. Esto nos obligó a entrar para dispersarlos», aseguró el jefe de la policía israelí.
En una acción poco habitual, los agentes israelíes entraron en la propia mezquita de Al-Aqsa después de que los hombres enmascarados, con banderas de Hamás y de la Autoridad Palestina, les lanzaran piedras y fuegos artificiales tras la oración de las 4 de la mañana. La policía dijo que llevó a cabo «cientos» de detenciones antes de reabrir el recinto para las oraciones del mediodía del segundo viernes de Ramadán. Según un alto funcionario, la decisión de entrar en la mezquita se tomó en parte para permitir que las oraciones tuvieran lugar al mediodía.
— نير حسون Nir Hasson ניר חסון (@nirhasson) April 15, 2022
Miles de jóvenes palestinos permanecieron en la mezquita de Al-Aqsa durante la noche, en medio de los pedidos de grupos religiosos ortodoxos judíos para entrar en el recinto el viernes a realizar un sacrificio de Pascua, en violación de los acuerdos de statu quo sobre la práctica religiosa en el lugar.
Tras los sucesos, el ministro de Seguridad Pública de Israel, Omer Bar-Lev, subrayó que Israel no tiene «ningún interés en que el Monte del Templo se convierta en un epicentro de violencia que perjudique tanto a los fieles musulmanes de allí como a los judíos del Muro Occidental».
»Hemos dicho una y otra vez que haremos lo máximo para permitir la libertad de culto en el Monte del Templo y esa realidad no ha cambiado. Los agentes que se encuentran allí están actuando con valentía en estas complejas circunstancias, al enfrentarse a personas violentas que reunían piedras y barras de hierro para perjudicar la libertad de culto en el monte y en el Muro Occidental», añadió.
Finalmente, unos 150.000 musulmanes y árabes israelíes llegaron al recinto de Al-Aqsa para las oraciones del mediodía sin ningún problema adicional.