Itongadol.- La «coalición de cambio» de partidos políticos decididos a terminar con el reinado de 12 años de Benjamin Netanyahu como primer ministro parecía desmoronarse el jueves por la noche cuando el líder de Yamina, Naftali Bennett, dijo a sus asociados que creía que la opción de un gobierno así ya no era viable.
Según Bennett, tal gobierno no podría hacer frente a los enfrentamientos violentos en curso entre judíos y árabes y tampoco podría depender del apoyo del líder del partido islamista Ra’am, Mansour Abbas, cuyos cuatro escaños en la Knesset eran clave para un gobierno mayoritario.
«Los asuntos de seguridad deben ser lo primero», dijo Bennett, según se citó.
El partido Likud ha ofrecido a Bennett unirse a un gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu en el que se desempeñaría como ministro de Defensa y Yamina No. 2, Ayelet Shaked, se convertiría en ministra de Relaciones Exteriores.
La oferta está condicionada a que Bennett primero apoye un cambio en la Ley Básica: el gobierno que revertiría los cambios hechos por Netanyahu para dar a sus ahora alienados socios de la coalición Azul y Blanco el mismo poder en el gobierno.
Si Bennett está de acuerdo, el líder de Blue & White, Benny Gantz, sería despedido de inmediato como ministro de Defensa y su colega de partido, Gabi Ashkenazi, sería destituido como ministro de Relaciones Exteriores.
Pero dado que los siete escaños de Yamina en la Knesset todavía dejarían a Netanyahu por debajo de los 61 escaños que necesita para un gobierno mayoritario, Israel celebraría sus quintas elecciones desde abril de 2019.
Bennett y Shaked obtendrían lugares seguros en la lista del Likud para las elecciones.
Según sus allegados, Bennett estaba a favor de un gobierno de unidad nacional, pero no creía que fuera posible en este momento.
El líder de Yesh Atid, Yair Lapid, quien ha estado impulsando los esfuerzos para formar una amplia coalición sin el Likud, dijo el jueves por la noche que Bennett estaba cometiendo un error pero que continuaría intentando formar un nuevo gobierno.
A Netanyahu se le encomendó la tarea de formar un gobierno inmediatamente después de las últimas elecciones de marzo, pero no pudo hacerlo y el presidente Reuven Rivlin llamó a Lapid para que hiciera su propio esfuerzo.
El ministro de Finanzas, Yisrael Katz, miembro del partido Likud de Netanyahu, pidió el jueves un gobierno de unidad nacional.
«Debemos usar mano de hierro para detener los disturbios y los pogromos en las ciudades mixtas judías y árabes», dijo Katz.
«Todos los partidos sionistas deben unirse y lidiar con los problemas de seguridad internos y externos. Es hora de trabajar juntos. Obviamente, depender del partido islamista Ra’am ahora es peligroso», dijo.
Katz dijo que sería incorrecto confiar en los partidos árabes que rechazan el derecho de Israel a existir.
El ministro de Educación, Yoav Galant, también del Likud, dijo en una entrevista televisiva el jueves por la noche que era bueno que los violentos disturbios hubieran estallado, ya que demostraron a quienes estaban considerando unirse al bloque anti-Netanyahu que tal gobierno no podría hacer frente. con la violencia.