Itongadol/AJN.- El Informe 2021 de la Autoridad de Innovación de Israel muestra una vez más la centralidad de la industria tecnológica en la economía del país.
Una cuarta parte del impuesto sobre la renta del país lo pagan los trabajadores de la tecnología, que constituyen el 10% de la fuerza laboral, según el informe. Aproximadamente el 15% del producto interno bruto de Israel se deriva de su centro tecnológico en auge y el 43% de sus productos exportados son generados por la industria.
A pesar de esto, las empresas israelíes se enfrentan a una lucha constante en un área clave: la contratación. Según el Informe de Capital Humano de la Autoridad de Innovación de Israel de 2020, hay 13.000 vacantes en el sector tecnológico, todas esperando un candidato adecuado.
Si bien esto es una mejora en los últimos años, la dificultad, una amenaza para el sector tecnológico del país, persiste y con ella prevalece la solución actual de las empresas, la contratación en el extranjero.
Ahora, la ministra de Ciencia, Tecnología y Espacio, Orit Farkash-Hacohen, está presionando para crear un programa que atraiga a trabajadores tecnológicos extranjeros a Israel y alivie la angustia del sector.
En una carta enviada el lunes a las autoridades de Impuestos e Innovación, Farkash-Hacohen solicitó que se redacte un plan que se centre en los beneficios fiscales, junto con otras medidas, para alentar a los programadores e ingenieros de todo el mundo a buscar cubrir puestos en Israel.
El plan pondrá énfasis en los candidatos elegibles para la ciudadanía según la Ley de Retorno, así como en otros profesionales idóneos que no sean ciudadanos del país.
Inbal Bruchim, portavoz de Farkash-Hacohen, explicó que la escasez está creando un desequilibrio peligroso entre la oferta y la demanda.
“Por eso muchas empresas han comenzado a subcontratar algunas de sus actividades”, afirmó.
Bruchim dice que esto hace que Israel pierda ingresos fiscales, ya que los programadores empleados de forma remota en países como India y Ucrania pagan impuestos localmente.
También conlleva el peligro de que los empresarios dirijan sus empresas completamente desde India, donde es más fácil, donde hay una fuerza laboral más grande. “Eso crea un peligro de fuga de cerebros”, aseguró.