Itongadol.- Waldo Wolff, actual ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, es un referente en temas de seguridad y lucha contra el terrorismo en Argentina. Con una destacada trayectoria política y un fuerte vínculo con la comunidad judía, Wolff se encuentra de visita en Israel, donde mantuvo reuniones con las máximas autoridades de lucha contra el terrorismo del país.
En diálogo con la Agencia de Noticias AJN, describió sus impresiones sobre una sociedad marcada por la resiliencia a un año de la masacre perpetrada por Hamás, y reflexiona sobre la importancia de la seguridad pública en el contexto argentino, adelantando planes para aplicar los aprendizajes en Buenos Aires. Además, se refirió a la situación de la comunidad judía argentina.
AJN: ¿Cómo encontró a Israel después de un año de la masacre de Hamás?
Waldo Wolff: Recuperándose del shock del 7 de octubre. Haciendo autocrítica de las fallas internas de seguridad hace un año. Pero entera y convencida. Esta es su tierra y la van a defender hasta las últimas consecuencias. Con un cambio de paradigma: el que comete un atentado contra su estado o su gente paga por eso. Y con otra paradoja trágica e interesante: «Por un lado, de no ser por el escudo de hierro, habría muchas víctimas en Israel. Pero por el escudo de hierro, el mundo no mensura los ataques que Israel recibe, y durante mucho tiempo se dejó crecer el terrorismo y sus instalaciones en las fronteras manejadas por los proxys de Irán. Ya no más.»
AJN: ¿Cómo encontró usted a la sociedad israelí?
WW: Ellos están acostumbrados a la guerra. En los pocos días que estuve, me tocó tener que acudir al refugio 4 veces ante el ataque con misiles: 2 en el hotel, otra en la carretera y otra en la casa de amigos mientras cenaba. Lo viven con naturalidad; los niños están acostumbrados. Acá la vida sigue. Esta es su tierra y, aunque parte del mundo los cuestione, a ellos les tiene sin cuidado. Tuve la posibilidad de estar en el checkpoint con Betlehem. Ahí ingresan 35.000 palestinos a trabajar todos los días y al fin del día vuelven a sus casas. El jefe de seguridad me dijo: “Acá ves que es mentira mucho de lo que se dice. Pueden entrar a trabajar libremente. Lo que no pueden es cometer atentados, por eso se les revisan sus antecedentes y que no lleven armas. La enorme mayoría es gente de trabajo y pueden circular libremente por Israel. Este punto no existiría si no hubiese atentados”.
AJN: ¿Tuvo usted oportunidad de intercambiar conocimientos de su área?
WW: Sí, claro. Me recibieron oficialmente las máximas autoridades de los ámbitos de contraterrorismo de este país, que tiene vasta experiencia en la temática y con quienes estamos coordinando ámbitos de capacitación para nuestras fuerzas. Nosotros en la ciudad creamos la división, objetivos sensibles que depende del ministerio de seguridad de la ciudad que yo encabezo y vine con una agenda que busca jerarquizar la provisión de seguridad ciudadana en materia de terrorismo. Creamos en la ciudad la primera diplomatura en cuidado de objetivos sensibles de ataques terroristas, destinada a civiles que coordinan la seguridad en ámbitos privados y público-privados, y estamos generando un programa de excelencia a nivel internacional. No hay antecedentes en ninguna ciudad del mundo de un proyecto de esta naturaleza que eleve la provisión de seguridad en cuanto a posibles ataques terroristas con una interacción público-privada, y esto despierta mucho interés en las principales ciudades del mundo. Estandarizamos la capacitación de los privados, potenciamos la seguridad, interactúan con las fuerzas oficiales, y todo esto sin debilitar la capacidad operativa del sistema, destinando consignas en lugares donde un civil bien formado y controlado, potencia el nivel de cuidado. En noviembre nos visitarán en el primer congreso de seguridad ciudadana en el mundo más de 15 ciudades para interiorizarse de este proyecto que me encomendó nuestro jefe de gobierno, Jorge Macri.
AJN: ¿Cómo está Buenos Aires en materia de seguridad respecto a otros países, en este caso Israel?
WW: Estamos trabajando para elevar los estándares de seguridad ciudadana en materia de terrorismo. El primer curso de la diplomatura en objetivos sensibles que se lanza en febrero de 2025 y dura un cuatrimestre ya está casi sin vacantes. Vamos a ser la primera ciudad del mundo con una interacción público-privada estandarizada y bajo control ministerial para elevar los niveles de seguridad. Respecto a seguridad urbana, en Israel se da la paradoja de que hay posibles ataques terroristas, pero no hay inseguridad urbana. Acá no hay ni arrebatos, ni motochorros, ni pungas.
AJN: ¿Cómo se vincula en este viaje a Israel, el funcionario, el dirigente que fue usted en DAIA y como hombre judío?
WW: Mira, yo me reuní acá con un importante líder de la seguridad del país y me dijo: “Nosotros fracasamos el 7 de octubre en darle seguridad a nuestra gente y tenemos que vivir con eso. Lo primero que debemos hacer para reparar ese fracaso es reconocerlo. Recién ahí podemos generar políticas superadoras.” Y yo digo: “Desde hace décadas son los mismos nombres entre bambalinas los que operan la búsqueda de espacios en instituciones centrales. No puede ser que hombres y mujeres de más de 65 años con décadas en la dirigencia no puedan apadrinar a personas en los 40, 50 para liderar esos espacios. Yo tuve la suerte de ser apadrinado en mi juventud por dirigentes como Belinky, Slafer, Fleisher y Fleichman, entre otros. Hemos fracasado como dirigencia y estamos como tal en el chiquitaje. Se prioriza más la relación con el poder de turno que la identidad institucional. La trayectoria, el plan de crecimiento y tutelaje de jóvenes dirigentes son excepcionales. Hasta no reconocer eso, no hay posibilidades de reparación y, por ende, no se generan políticas superadoras.”