Itongadol.- El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acaba de hablar por teléfono con el Primer Ministro Benjamin Netanyahu, según confirma la Casa Blanca, en lo que ha sido su primera conversación desde el 15 de febrero, en medio de una división cada vez más pública en relación con la guerra de Gaza.
Los dos «discutieron los últimos acontecimientos en Israel y Gaza, incluida la situación en Rafah y los esfuerzos para aumentar la ayuda humanitaria a Gaza», dice la Casa Blanca, añadiendo que se publicará en breve un informe sobre la llamada.
Esta ha sido su vigésima llamada desde el estallido de la guerra el 7 de octubre.
La semana pasada, el demócrata más veterano del Congreso, el senador Chuck Schumer, pidió elecciones anticipadas en Israel para sustituir a Netanyahu, al que tachó de obstáculo para la paz junto con Hamás, la extrema derecha israelí y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.
Biden aplaudió el discurso y dijo que muchos estadounidenses piensan como Schumer, aunque la Casa Blanca aclaró que las elecciones eran una cuestión que debía decidir el pueblo israelí.
Biden apoyó abiertamente a Israel inmediatamente después del ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre, convirtiéndose en el primer presidente estadounidense en visitar Israel en tiempo de guerra y enviando un par de portaaviones del ejército estadounidense al Mediterráneo en un esfuerzo por disuadir a los adversarios de unirse a la guerra contra Israel. Pero el apoyo retórico ha disminuido a medida que se prolongaban los combates y la situación humanitaria en Gaza seguía deteriorándose.
Sin embargo, Washington ha evitado convertir en hechos la retórica contra Jerusalén en relación con su prosecución de la guerra, y se ha abstenido de condicionar la ayuda militar, cortarla por completo o exigir un alto el fuego inmediato.
Mientras tanto, está trabajando para garantizar un alto el fuego temporal de al menos seis semanas mediante un acuerdo sobre los rehenes, que espera utilizar para negociar una tregua más duradera y avanzar en una iniciativa regional en la que los aliados árabes participarían en la reconstrucción de Gaza, una AP reformada volvería a gobernar la Franja, Arabia Saudí normalizaría sus lazos con Israel y Jerusalén aceptaría crear una vía para un eventual Estado palestino.
Aunque en las últimas semanas Estados Unidos ha insistido en que Israel está cooperando con el acuerdo sobre los rehenes y ha dicho que es Hamás quien está dando largas al asunto, Netanyahu prácticamente ha rechazado la idea de un acuerdo de este tipo para garantizar un alineamiento regional más amplio, ya que él y la gran mayoría de su coalición están en contra de una solución de dos Estados.