Itongadol.- En el marco del 75º aniversario de la independencia del Estado de Israel, recordamos la visita de Itongadol a la Universidad Hebrea de Jerusalem en donde funciona la Biblioteca Nacional y Universitaria Judía, en Jerusalem, donde se encuentra atesorado material valiosísimo de la historia antigua y contemporánea del pueblo hebreo.
Entre otros, allí funciona el Departamento de Música, que recopila grabaciones, documentos, manuscritos de compositores y cantantes, partituras y libros y es dirigido por la musicóloga y bibliotecaria Gila Flam, quien en el video adjunto sirve de guía por el sector de textos en diversos idiomas y culturas, tanto la israelí como la ashkenazí [proveniente de la mayoría de Europa] o la sefaradí [de la parte mediterránea del Viejo Continente, el norte de África y Medio Oriente], instrumentales o en hebreo, ídish, ladino, etc., de diferentes partes del mundo.
Entre las 318 partituras originales se cuentan obras de Paul Ben-Haim, Dubi Seltzer o Naomi Shemer, la autora -entre otras afamadas piezas- de la emblemática canción Ierushalaim shel zahav [Jerusalem de oro, ver captura].
Sin saber que semanas después estallaría la Guerra de los Seis Días, el entonces alcalde de la capital, Teddy Kolleck, le encomendó en 1967 a la prestigiosa poetisa y compositora que escribiera una canción dedicada a la Ciudad Santa, con motivo de Iom Haatzmaut (Día de la Independencia).
Ésa fue la génesis del famoso tema que expresa el anhelo del pueblo judío de regresar a ella y reedita la promesa de los profetas en el exilio babilónico de nunca olvidarla.
A las 10.15 hs. del 7 de junio se izó la Bandera del Estado de Israel en la explanada del Kótel Hamaarabí (Muro Occidental, mal llamado “de los Lamentos”) y el gran rabino de Tzahal (Ejército de Defensa de Israel), Shlomo Goren, tocó el shofar (tradicional cuerno de carnero utilizado antiguamente para convocar al pueblo), en histórica señal de que el lugar más sagrado había vuelto a manos propias.
Por ello, Shemer le agregó dos estrofas a su obra, en honor a la victoria, en las cuales rescata: “volvimos a los pozos de agua, el mercado y las plazas” y otra vez “descenderemos al mar Muerto por el camino de Jericó”.