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EFEMÉRIDES.HOY EN LA HISTORIA JUDÍA / LOS NAZIS ASESINAN A JANUSZ KORCZAK, UN PRECURSOR DE LOS DERECHOS DEL NIÑO

Por Gustavo Beron
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Itongadol.- Janusz Korczak, el médico devenido en reconocido pedagogo y educador judeo-polaco, fue asesinado por los nazis en el campo de concentración y exterminio de Treblinka el 7 de agosto de 1942, según lo confirmado por la Corte Distrital de Lublin, Polonia.

Nacido el 22 de julio de 1878 ó 1879 en el seno de una familia judía bien integrada a la sociedad europea y defensora de los valores de la Haskalá, con el nombre de Henryk Goldszmit, se hizo conocido por sus escritos con el seudónimo de Janusz Korczak a parir de 1898, cuando participó de un concurso literario.

Korczak era hijo de del abogado Józef Goldszmit (1844-1896) y de Cecylia Gębicka (1853/4-1920), y sus abuelos, tanto de padre como de madre, eran médicos. Su padre murió en 1896, dejando a la familia sin fuentes de sustento, por lo que Janusz, siendo un adolescente, tuvo que mantener económicamente a su madre, hermana y abuela dando clases particulares y escribiendo numerosos artículos para diarios polacos, a la vez que estudió medicina entre 1898 y 1904.

En el verano de 1899 por primera vez viajó al extranjero, a Suiza, donde conoció la actividad y la obra pedagógica de Joham Heinrich Pestalozzi. A la vez, se integró a la lógica masónica “Gwiazda Morza (La estrella del mar)” de la Federación Internacional Le Droit Humanim, fundada con el objetivo de “conseguir la conciliación de toda la humanidad por encima de las barreras religiosas y buscar la verdad manteniendo siempre el respeto entre los hombres”. Así, conoció los barrios de extrema pobreza en los que vivían los proletarios polacos. Durante esos años escribió, influenciado por la obra de Pestalozzi, “Niños en el cuarto de dibujo».

Después de graduarse empezó a trabajar como pediatra y durante la Guerra Ruso-Japonesa de 1905-1906 sirvió como doctor de campaña. Después de la guerra, continuó su práctica en Varsovia y su libro empezó a ganar cierto reconocimiento literario. Trabajó como pediatra en el Hospital Infantil “Bersonów i Baumanów”, como “médico local”, a cambio de alojamiento en el hospital. Se ofreció a estar de guardia permanente y cumplía sus obligaciones abnegadamente, no evitando los barrios proletarios. De los pacientes más pobres aceptaba a menudo una remuneración simbólica o les ofrecía ayuda para la compra de medicinas; mientras que a los ricos, aprovechando su fama como escritor, les cobraba honorarios muy altos.

Durante los años 1911 y 1912 fue nombrado director del hogar de huérfanos judíos Dom Sierot, donde instituyó una especie de “República para los niños”, que tenían su propio parlamento, corte y diario. Estas ocupaciones lo obligaron a reducir sus labores como médico.

En 1914 Korczak, durante la Primera Guerra Mundial, se alistó nuevamente como médico de campaña con el rango de teniente y escribió ensayos pedagógicos durante su tiempo libre. Después de la guerra, retornó a su trabajo en Dom Sierot y fundó otro orfanato llamado Nasz dom (Nuestro Hogar). Durante la guerra polaco-soviética sirvió una vez más como médico, ahora con el rango de mayor, pero fue asignado a Varsovia, tras una corta estadía en Łódź, por lo que pudo seguir estando al frente de los dos hogares para huérfanos judíos y trabajar en un hogar no judío.

En 1926, los niños de ambos hogares comenzaron a editar el periódico Mały Przegląd, el que fue un suplemento semanal del diario polaco-judío Nasz Przegląd; y en los años ‘30 tuvo su propio programa de radio, que fue cancelado a causa de las quejas de los antisemitas.

En 1933 fue merecedor de la “Cruz de plata” de la recién restituida Polonia, por su labor como médico y educador.

Korczak nunca renegó de su origen: se consideraba judío polaco y actuaba promoviendo el acercamiento entre los judíos y la sociedad polaca en general. Su lengua materna era el polaco y en ese idioma escribía. El idish, idioma empleado por la mayoría de los judíos polacos, lo podía entender en parte gracias a sus conocimientos del alemán. Recién en los años ’30, empezó a interesarse por el resurgimiento de la nación judía, en tanto que colaboró con revistas de las asociaciones juveniles sionistas y participó en sus seminarios. En 1934 y 1936 viajó a la entonces Palestina, donde visitó los kibutzim. Al respecto escribió que intentaba “asimilar el pasado, conseguir encontrar fundamento para las reflexiones sobre el presente y -¡qué fácil es decirlo!- mirar hacia el futuro».

Este interés por el resurgimiento de la nación judía y los dos viajes incrementó los ataques antisemitas que recibía, en especial de la prensa polaca, y lo llevaron a romper la relación laboral con un orfanato no judío para el que trabajaba. Invitado a radicarse en la entonces Palestina cuando la presión antisemita se intensificó en toda Polonia a fines de los años ’30, rehusó hacerlo.

A inicios de la Segunda Guerra Mundial, en septiembre de 1939, Korczak se ofreció una vez más como voluntario del ejército polaco, pero no fue aceptado debido a su avanzada edad. Presenció la toma de Varsovia por las fuerzas armadas alemanas y fue obligado a trasladar el orfanato al Gueto de Varsovia creado por los nazis en 1940, lugar al que Korczak se mudó junto con los niños.

El 5 de agosto (o 6 de agosto según otras fuentes), los soldados alemanes llegaron al Gueto para recoger a todos los huérfanos y a una docena de empleados para llevarlos al campo de exterminio en Treblinka. A Korczak le fue ofrecido un puesto en la zona polaca de Varsovia, pero lo rehusó repetidas veces pues decía que no podía abandonar a sus niños y que sólo aceptaría la oferta si se le permitía llevar consigo a sus niños. Como eso era imposible, el día señalado para el traslado, los niños caminaron junto a Korczak hacia el punto de embarque, rumbo a los campos de la muerte, donde fueron asesinados.

Según una leyenda popular, cuando el grupo de niños finalmente llegó al punto de embarque, un oficial de las SS reconoció a Korczak como el autor de uno de los libros favoritos de sus hijos y le ofreció ayuda para escaparse. Sin embargo, nuevamente rechazó la oferta y abordó el tren con sus niños, tras lo cual nunca más se supo de él. En el cementerio Powązki de Varsovia se le ha dedicado un mausoleo conmemorativo.

Korczak estaba a favor de la emancipación del niño y del respeto de sus derechos, y el sistema de funcionamiento en sus orfanatos se basaba en la práctica de los principios de la democracia que -según su opinión- les correspondían a los propios niños en la misma medida que a los adultos: “El niño razona y entiende del mismo modo que un adulto: tan sólo carece de su bagaje de experiencias”. El ideario educativo de Korczak está basado en el rechazo de cualquier tipo de violencia, sea física o verbal; la convicción de que el niño es un ser humano en la misma medida que un adulto; la regla según la cual el proceso educativo debería tener en cuenta la individualidad de cada niño; la creencia en que el niño es quien mejor conoce sus necesidades, deseos y emociones y, por lo tanto, debe tener derecho a que su opinión sea tomada en cuenta por los adultos; el derecho del niño al respeto de los adultos, el derecho a equivocarse y a fracasar; el derecho a la privacidad, así como a la libertad de opinión y a la propiedad privada; y la consideración del desarrollo evolutivo del niño como una tarea compleja y difícil.

En 1937 Korczak recibió por el conjunto de su obra literaria el galardón de la Academia Polaca de Literatura, el Laurel Académico de Oro. En 1948 fue condecorado de manera póstuma con la Cruz de Caballero de la Orden del Renacimiento de Polonia.

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