Itongadol.- El filósofo y escritor Martín Buber dejó este mundo un 13 de junio de 1965 en la ciudad de Jerusalem.
Nacido en Viena el 8 de febrero de 1978, debido a que sus padres se habían divorciado fue educado por su abuelo Salomón Buber, un famoso erudito rabínico, y en su casa aprendió la literatura judía raigal (TaNaJ – Biblia hebrea- Talmud y la forma de vida tradicional judía) compartiendo las oraciones y el estudio de los jasidim (piadosos jasidicos).
A los 14 años regreso a la casa de su padre, y en 1896 inició estudios de filosofía e historia del arte en la Universidad de Viena, que más tarde continuó en Leipzig, aunque finalmente se doctoró en Berlín en 1904.
Martín Buber era multilingüe pues en su casa se hablaba yidis y alemán, en su infancia aprendió el francés y el hebreo, y en la escuela secundaria el polaco.
A partir del Primer Congreso Sionista (agosto de 1897) adhirió al sionismo y participó de varios de los congresos que lo sucedieron. A comienzos del siglo XX Buber comenzó a colaborar en la redacción de la revista del Movimiento Sionista, Die Welt» (El Mundo) pero al poco tiempo se vio obligado a abandonarlo pues sus ideas no coincidían con las de Teodoro Herzl, que centraba la actividad del Movimiento Sionista en la actividad política que permitiera el reconocimiento diplomático de las potencias mundiales a la aspiración de establecer un Estado Judío.
Buber, en cambio, era partidario del denominado sionismo espiritual o cultural, postulado por Ajad Ha’am (Uno del pueblo) sinónimo utilizado por Asher Tzvi Hirsch Ginsberg), quien sostenía que Ertez Israel (la tierra de Israel) debía ser el centro espiritual y cultural del pueblo judío.
En esos años conoció a Paula Winkler, de Múnich, con quien se casaría y tendría dos hijos: Rafael y Eva.
A partir de 1904 Martín Buber se dedica a estudiar y escribir, y publica su tesis doctoral; luego tradujo del idish al alemán varios textos y relatos jasídicos del Rabi Najman de Brezlav, que tienen gran aceptación y desde 1910 hasta el inició de la Primera Guerra Mundial estudia y escribe especialmente sobre textos jasídicos.
A poco de declararse la Guerra colabora en el establecimiento de la Comisión Nacional Judía cuyo objetivo es mejorar la condición de los judíos que vivían en la Europa del Este y en 1916 fundó un periódico mensual: Der Jude (El Judío), uno de los primeros periódicos dedicados en Alemania al pensamiento sionista, que se edita hasta 1924.
En 1923 escribe Yo y Tu (Ich und Du) en la que expone su concepción de la “filosofía del diálogo”, plasmando las relaciones entre el Yo-Tú y Yo-Ello.
Mientras que el Yo –Tú detalla las relaciones entre el hombre y el mundo, describiéndolas como abiertas y de mutuo diálogo; e En la relación Yo – Ello se debe interactuar necesariamente con el Yo – Tú. Pero éste no es el objetivo, el propósito principal es, sin embargo, la relación entre el hombre y la eterna fuente del mundo, representada por D’s. Buber apoya que la presencia de D`’s puede encontrarse en la existencia diaria.
Desde 1923 hasta el ascenso de Hitler al poder, es profesor de la universidad de Frankfurt donde enseñó teología judía e historia de las religiones. A la vez codirige Die Kreatur(La Criatura), desde 1926 hasta 1930; y años antes – en 1920 – había creado con Franz Rosenzweig la Freies Jüdisches Lehrhaus (Academia Judía Libre), que a partir del acceso al poder de Hitler se convirtió en el más importante centro de educación para judía adultos anterior a la Segunda Guerra Mundial, debido a la prohibición de asistencia de los judíos a las escuelas públicas. Esto ocurrió a pesar de que el partido nazi obstruyó todo lo posible esta organización.
Al ser expulsado de la Universidad por las disposiciones establecidas por los nazis decide emigrar con su familia a Eretz Israel (la Tierra de Israel), lo que concreta tiempo después, en 1938, y es nombrado profesor de filosofía social en la Universidad hebrea de Jerusalén, donde enseñó hasta su jubilación en 1951. Durante todos estos años continuó estudiando y recopilando leyendas jasídicas.
Por otra parte en su obra filosófica Buber considera necesario resaltar los valores fundamentales de la vida humana y contribuyó a marcar claramente el origen y el destino de toda la existencia humana. La solidaridad, el respeto por el otro, la tolerancia, la no discriminación y el amor por el prójimo son aquellos valores indispensables que los seres humanos deben recuperar para alcanzar su destino: la comunión con D’s. Sólo el camino del amor y de la tolerancia, vivida en todos los ámbitos de la vida humana (en la familia y en las instituciones civiles) permitirá que el hombre pueda llegar a ser pleno.
Estas ideas las tuvo permanentemente presentes al analizar la situación existente en Eretz Israel, donde integra, y se convierte en líder, del movimiento Ihud, que apoyaba la cooperación entre árabes y judíos.
A lo largo de su vida publicón Los cuentos de Rabi Nachman (1907), La leyenda del Baal Shem (1908), Yo y tú (1923), Sobre el judaísmo (1923), ¿Qué es el hombre? (1943), Entre el hombre y el hombre (1947), La fe profética (1950), Imágenes del bien y del mal (1952) y El conocimiento del hombre (1966, obra póstuma).