Itongadol.- Marco Wolff tiene 24 años, hizo las divisiones inferiores en la Sociedad Hebraica Argentina, y debutó como profesional en Tigre, donde llegó a jugar en Copa Libertadores. Ahora el joven arquero, al igual que su padre el diputado nacional Waldo Wolff, viajó a Israel para continuar con su carrera profesional en el club Petaj Tikva.
En declaraciones a Itongadol, el futbolista describió la experiencia de desembarcar en Israel tras su paso por la primera división del fútbol argentino y contó como es hacer aliá en una situación de pandemia, como la que afecta al mundo a partir el surgimiento del coronavirus, a principios del año pasado.
A continuación los tramos más importantes de la entrevista:
Itongadol: ¿Cómo llegaste a Israel a través del fútbol?
MW: Soy futbolista profesional desde hace muchos años, hice todas mis inferiores en un club de AFA en Argentina y luego me convertí en profesional y hasta hace muy poco tiempo estuve en el fútbol argentino. Siempre por ser judío el mercado de pases israelí es muy tentador, porque acá por ser judío podes hacer aliá, te dan la nacionalidad y dentro del fútbol israelí no se ocupa cupo extranjero. Por eso siempre buscan judíos en la diáspora para que vayan a jugar, y había tenido la posibilidad de venir, me habían venido a buscar de algún que otro mercado de pases, pero justo en este momento se dieron un par de variables que se sumaron a la cuestión epidemiológica, como estaba la situación en la Argentina, y mis ganas de conocer nuevas ligas, me decidí a probar suerte afuera de la Argentina. Además se me vencía el contrato con Tigre, que era el club donde jugaba en la Argentina, y tenía la posibilidad de salir por mis propios medios.
Itongadol: ¿Coincidió la posibilidad de hacer aliá y de continuar con tu carrera como futbolista? ¿Cuál fue la razón que te llevó a viajar a Israel?
MW: Yo vine por mi trabajo, para mí el fútbol es mi trabajo y es lo que me trajo acá, a Israel. Yo hice alía para poder jugar en el club en el que estoy y no ocupar cupo de extranjero. Obviamente a través de mi trabajo venir a Israel me abre la puerta y me la deja abierta para, eventualmente, quedarme a vivir y ver hasta cuánto tiempo me puedo llegar a quedar, pero en principio yo vine a trabajar.
Itongadol: En Israel, ¿hay otros argentinos dentro del rubro de futbolistas?
MW: Bueno, es curioso. Justo en mi equipo, ahora que lo conocí la semana pasada, hay un argentino americano, un argentino que en el 2001 se fue a vivir a Estados Unidos y también hace un par de años hizo aliá. Pero también hay en Tel Aviv, puntualmente una comunidad muy grande de argentinos que estamos casi todo el tiempo juntos, todos de entre 25 y 30 años, donde hay varios futbolistas, así que también juegan en el futbol israelí.
Itongadol: ¿Cómo se vive el fútbol en Israel?
MW: El fútbol es fútbol, pero acá se vive de una manera distinta. Hay mucha pasión, el fútbol es bastante similar pero se vive de una manera mucho más física y un poco menos técnica. Se le presta mucha más atención, quizás a la táctica defensiva, al orden y a la intensidad física que quizás a lo que yo estoy acostumbrado en Argentina. Se prioriza un poco más el juego pero después mucho de lo que se vive alrededor del futbol, sacando lo que es el entrenamiento en sí, todavía no pude vivir porque seguimos entrenando en pretemporada.
Itongadol: ¿Se da mucha atención al fútbol en Israel?
MW: Sí, se llenan los estadios, a los futbolistas reconocidos les cuesta mucho salir a la calle pero hay un poco más de respeto de lo que estamos acostumbrados en la Argentina donde, quizás, vos ves a las estrellas de River y Boca caminando por la calle y no pueden dar más de cinco pasos sin tener que frenar. Acá se los reconoce, se los pondera, pero son más libre y quizás para nada insultados.
Itongadol: Esto también se ve reflejado en personalidades de la política ¿No es así?
MW: Exactamente como vos lo decís, por lo bueno y por lo malo, por la gente que quiere felicitar y por algún loco que quiere denostar. Quizás en Sudamérica lo llevamos siempre a los extremos, y para abrazarlos, para putearlos, siempre es con mucho ímpetu o con mucha intensidad. Acá para cualquiera de los dos extremos siempre es con respeto, con preguntas, considerando que el otro, más allá de la personalidad, es una persona.
Itongadol: En Israel, ¿se da esta rivalidad como acá en Argentina existe con Boca-River?
MW: No, estamos hablando de dos equipos muy fuertes en realidad, que por la cantidad de hinchas y por el presupuesto que manejan vienen reinando la Liga hace ya casi décadas, algún que otro sobresalto de algún otro equipo que puede pegar una sorpresa y ganar algún torneo esporádico, es todo en Israel. Los dos equipos más grandes son muy fuertes, y el resto de los equipos pelean desde atrás, desde el quizás con menos poderío económico e intentándola más pelear con el corazón.
Itongadol: ¿Cómo está diagramada la temporada?
MW: El torneo es anual, nosotros ahora estamos en pretemporada, y en 20 días arrancamos el torneo y hasta mayo del año que viene no paramos.
Itongadol: ¿Cómo fue recibida en tu familia la decisión de viajar a Israel?
MW: Con un sabor un poco agridulce. Están muy contentos de que yo pueda salir a cumplir mi sueño y vivir nuevas experiencias, pero también un poco tristes porque me estoy alejando de ellos. Están felices por mí pero un poco tristes por ellos.
Itongadol: ¿Cómo describís a la comunidad argentina en Israel?
MW: Yo te hablo de lo que vengo viendo hasta ahora, y con la gente con la cual me vengo involucrando. Ahora estoy viviendo en Tel Aviv, donde hay una comunidad muy grande y muy amena de judíos jóvenes argentinos. Estoy hablando de un grupo de 20, 30 casi 40 argentinos de entre 25 y 30 años, que estamos todos más o menos en la misma situación, porque todos o casi todos hicimos aliá. Todos estamos sin familia, todos estamos viviendo solos en un país ajeno, entonces el grupo es la familia que tenemos. Estamos casi todos los días juntos, cocinamos juntos, comemos juntos, pasamos Shabat juntos, es muy lindo lo que se genera.
Itongadol: Según los informes viajaron a Israel unos 600 olim, inmigrantes nuevos, y 140 ni más ni menos hace días. ¿Cómo se vive está tendencia de aliá que incluye a los argentinos?
MW: Sí, justo el proceso de aliá en tiempos de pandemia es raro, porque lo vuelos dependen de las distintas organizaciones, entonces muchas veces se postergan, y el vuelo que vos decís que salió ahora estuvo 3 o 4 días acumulando pasajeros. Creo que el último vuelo de aliá que salió había sido el mio, hace casi un mes y medio atrás. Se viene acumulando mucha gente, entonces las camadas de olim son grandes y por el plazo entre las mismas, pero se vive con mucha expectativa, más que nada porque todos los que estamos acá conocemos a alguien que está viniendo. Pasamos por el hotel en donde están haciendo la cuarentena a dejarles algún presente, porque cuando llegan a Israel, todos tenemos que hacer 10 días de cuarentena obligatoria. Se espera con mucho entusiasmo y con los brazos abiertos. Tel Aviv es una ciudad hermosa, estamos en verano y los barbijos en el bolsillo.
Itongadol: ¿Cuáles son tus expectativas a futuro?
MW: La verdad que no lo sé, me encantaría poder decírtelo, pero la verdad es que todo va a depender de mis sensaciones y de las ganas que tenga. Hoy te digo que estoy pasando un momento impresionante y muy contento, y que todo lo que veo me está gustando como trabajo, como estilo de vida y como calidad de vida, pero hace apenas 45 días que estoy por acá, así que la realidad es que no lo sé. Me encantaría tener la certeza, pero no la tengo.
Itongadol: En lo profesional, ¿cómo te recibieron?
MW: Israel, creo que cualquiera que prende las noticias y ve un poco el panorama internacional va a destacar la gestión sanitaria de Israel. Yo llegué justo cuando se levantaron todas las restricciones. Ahora se da una segunda ola de casos y tenemos que usar tapabocas en los lugares cerrados, pero más allá de eso la ciudad está viva, está activa, está prendida hasta cualquier hora de la noche. No hay restricciones, el clima ayuda porque es verano, la gente está todo el tiempo al aire libre, no se encierran en casas; y dentro del ambiente de trabajo bien. Es normal dentro del ambiente del fútbol estar moviéndose, recibiendo gente y conociendo gente nueva es frecuente, es cosa de cada 6 meses. Quizás ellos más acostumbrados a recibir extranjeros, me recibieron muy bien con los brazos abiertos, es lindo sentirse querido y bien recibido.