Itongadol/AJN.- El hasta hoy ministro de Defensa de Israel, Moshe Yaalon, anunció oficialmente su renuncia en una conferencia de prensa en Tel Aviv. Yaalon criticó con dureza – aunque en tono moderado – al primer ministro, con quien tuvo “fuertes desacuerdos en cuestiones éticas”. También aseguró factores extremistas tomaron el control del partido Likud”.
En conferencia de prensa en la sede del Ministerio de Defensa, en Tel Aviv, Moshe Yaalon dijo:
“Esta mañana le comuniqué al primer ministro que renuncio a mi lugar en el gobierno y la Knesset (el Parlamento) y hago una pausa en la vida política. No tengo intención de abandonar el servicio público y en el futuro volveré disputar el liderazgo de Israel.
Me incorporé a la vida política como una misión al Estado de Israel, y principalmente a su seguridad.
En todos los cargos que desempeñé – como militar y como ministro – vi una misión y no estuve dispuesto a sacrificar la seguridad de Israel por consideraciones políticas o intereses personales. Trabajé en armonía, de modo profesional y con respeto mutuo con el primer ministro durante mucho tiempo y sobre todo durante el Operativo Margen Protector, y le agradezco por ello. Sin embargo, lamentablemente, me encontré en serios desacuerdos con el primer ministro en temas éticos y profesionales, tanto con él como con varios ministros y miembros de la Knesset.
He luchado todas mis fuerzas contra fenómenos de extremismo, violencia y racismo en la sociedad israelí, que amenazan su fortaleza e incluso penetran en el ejército y lo perjudican. He luchado con todas mis fuerzas contra los intentos de atentar contra la Justicia y los jueces de Israel. Procesos que afectan seriamente el gobierno democrático y podrían provocar una tragedia si se completan.
La sociedad israelí es una sociedad sana, con una mayoría lúcida que desea vivir en un Estado judío, democrático y liberal. Un país que acepta a toda persona por su condición de persona, sin distinción de raza, religión, género, origen o tendencia sexual. Un Estado paciente y tolerante hacia los débiles y las minorías, a quienes tenemos obligación de acercar y no de instigar en su contra. Un país que lucha con firmeza contra la discriminación de las mujeres, el acoso sexual y la transformación de la víctima en acusada.
Sin embargo, muy a mi pesar, tomaron el control de nuestro país y también del partido Likud factores extremistas y peligrosos que sacuden la casa y amenazan con perjudicar a sus habitantes. Este no es el partido Likud al que yo me uní, el Likud de Zeev Jabotinsky y Menahem Beguin, y la gente que sigue al Likud – coherente y responsable – debe comprender la profundidad de la crisis y el espíritu conflictivo que se apodera del partido.
Tengo la esperanza de que también el público en general, de izquierda y derecha, comprenda el grave significado del dominio de una minoría extremista sobre el centro y luche contra estos fenómenos. Está en nuestra alma, en el alma del Estado de Israel.
Desafortunadamente, políticos del más alto rango en el país eligieron el camino de la división y la separación entre los componentes de la sociedad israelí, en lugar de conectar y unir. Resulta intolerable a mi juicio que estemos escindidos entre nosotros, por motivos de cinismo o ansias de dominio. En más de una ocasión expresé mis opiniones en este sentido, debido a una sincera preocupación por el futuro de la sociedad israelí y de las próximas generaciones.
El rol del liderazgo es dirigir en forma ética, y en ocasiones contra la corriente, y no dejarse llevar y arrastrar por cuestiones electorales o detrás de encuestas de opinión y no llevar a cabo ni aceptar un diálogo irresponsable.
No me arrepiento de ninguna de mis posturas profesionales y éticas, incluso si esto trajo al final de mi desempeño como ministro de Defensa. Estoy satisfecho con el camino que he elegido y no me moveré de él”.
Yaalon agradeció a los comandantes de las Fuerzas de Defensa de Israel, desde el grado más alto hasta el inferior, en todas sus unidades. También recordó a los caídos y sus familiares, a los heridos y a los soldados cuyos cuerpos están en manos de la organización Hamás.