Itongadol.- Más de 850 participantes en 74 conferencias, debates y talleres para adultos, 55 niños de 3 a 13 años en las 11 actividades del Programa Infantil, dos muestras y la construcción colectiva de una obra de arte en vivo son las cifras finales del ya tradicional Día Limud que y desde hace ocho años organiza un grupo de voluntarios a mitad de año, en la Universidad Maimónides.
Fernando Rubin, presidente de la Fundación Limud, y Judith Berenstein, responsable de esta megaactividad, manifestaron a la Agencia Judía de Noticias (AJN) que la cantidad de asistentes es la mayor registrada en estos ocho años, y ello ocurrió a pesar de la lluvia, por momentos muy fuerte.
“Trabajé muchos años en la comunidad judía, como morá de primer grado y en Macabi, donde fui desde madrijá a directora de Educación No Formal, y es un placer y una oportunidad enormes tener la posibilidad de desplegar mi judaísmo organizando distintos eventos como éste”, contó esta última, dueña de una consultora en responsabilidad social empresaria e integrante del grupo gestor y la comisión de Voluntarios.
Limud Buenos Aires está dirigido por un “grupo gestor” que es asistido por siete áreas de trabajo: Contenidos; Desarrollo Institucional; Voluntarios; Comunicación, Diseño y Difusión; Operaciones y Tecnología; Gestión Administrativa y Voluntarios en Proyectos y Eventos.
“Comencé como voluntaria en el primer Limud, me invitaron a participar en los eventos y a los tres años de estar integrando diversas comisiones me invitaron a integrar el grupo gestor; siento una satisfacción enorme porque somos un grupo de más de 100 voluntarios para que esto se lleve a cabo y a la gente le guste la propuesta y venga a compartir un espacio de diversidad, intercambio y judaísmo, todo junto, donde todas las voces tengan un espacio y los asistentes tengan la posibilidad de ir a distintas secciones y ver las diversas miradas que hay en el judaísmo”, explicó Berenstein.
Durante todo el día fue muy significativa la presencia de jóvenes, sin contar el centenar de voluntarios, identificados con una pechera violeta con el logo rojo de esta institución mundial.
Los niños fueron divididos en tres rangos de edad: 3 a 5, 6 a 8 y 9 a 13 años, y llevaron a cabo tanto actividades específicas como conjuntas; entre estas últimas se destacó “Cocinando juntos abuelos, padres y nietos”.
“Hay actividades que damos nosotras y otras que nos ayudan madrijim de Macabi, chicos de la escuela de madrijim de Hebraica y también disertantes; por ejemplo, en el taller ‘Chicos solidarios en acción’, de la Fundación Tzedaká, para 6 a 13 años, enseñan a hacer pompones para decorar mantas que regalan; de ORT vienen para dar un taller de robótica y hay otro de monstruología”, explicó Flor, que es madrija de Macabi, colabora en Limud hace cuatro años y coordinó el Programa Infantil.
“Limud está todo el tiempo en construcción, todos venimos de lugares distintos y es interesante participar en un espacio así, donde una se puede sentir identificada fácilmente”, agregó su compañera Sol, ganenet (maestra jardinera) en Tarbut y madrija en Sholem Buenos Aires.
Para el otro extremo del espectro etario, Teodoro Kriger, Marcos Stofenmacher y David Zolotow fueron oradores en una actividad titulada “Adulto mayor, una nueva etapa en nuestras vidas”.
“He sido asistente de Limud los últimos años y éste fui uno de los expositores para difundir la gerontología, que se conozca el tema y se pueda tomar una nueva actitud frente al paso del tiempo”, afirmó el primero.
“La gente es muy receptiva: hoy se llenó la sala y eso es importante porque nos permite decir lo que pensamos y trasmitir nuestras experiencias”, añadió Stofenmacher, quien ya contaba con antecedentes como concurrente y expositor.
El evento culminó pasadas las 18.30 hs., en el auditorio de la universidad, cuando Berenstein agradeció a panelistas, voluntarios y asistentes y entregó el “Premio a la trayectoria voluntaria” a Néstor Markovich, quien integra el grupo gestor y la institución desde sus inicios, luego de lo cual el conjunto musical Tiembla el Mohel interpretó tradicionales canciones del acervo judaico, que fueron acompañadas por los presentes, muchos de los cuales también bailaron.
“Fue una fiesta: en un momento del país en que tanto cuesta encontrarnos en la diferencia, esto fue un festival donde la diversidad pasa a ser algo para celebrar, disfrutar y aprovechar del otro y no para sufrir o pelear; es espectacular por la diversidad de ideas y edades -acá estábamos abuelos, padres y nietos festejando juntos-, y cerramos con lo que nos conecta con nuestra tradición, una combinación del pasado, el presente y el futuro”, resumió Rubin.
“Hace casi ocho años que comenzamos y me siento feliz porque lo hacemos a pulmón y divirtiéndonos, todo con voluntarios que decidimos no ‘consumir’ judaísmo, sino hacer lo que nos gusta; fui janij, madrij, director de Juventud y de Adultos en Hebraica, consultor en el Joint, trabajé para la comunidad judía de Madrid y en un momento, cuando comencé a desempeñarme en empresas y dejé de hacerlo en la comunidad, fui voluntario en Hebraica y luego surgió la idea de Limud, me enganche muchísimo con el proyecto y acá estamos”, finalizó.
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