Itongadol (Ronen Bergman/Ynet).- «Como todos los detalles del acuerdo firmado entre Israel y Hamás se ocultan al público, nadie entiende que las negociaciones sobre la segunda fase del acuerdo no estallarán después de la conclusión de la primera fase, sino mucho antes», dijo una fuente de seguridad de alto nivel familiarizada con el acuerdo y con lo que ha estado sucediendo sobre el terreno desde entonces, lo que se ha implementado y también qué se espera de las conversaciones oficiales para la implementación de la fase 2.
La fuente cree que «cuando a Hamás le quede claro que no hay una segunda fase no tendrá motivación para completar la primera y ciertamente no llegará al día 42, cuando se supone que serán liberados aproximadamente la mitad de los rehenes con vida. Netanyahu presenta una serie de versiones para conciliar lo que acordó con lo que juró que nunca aceptaría: la retirada de Netzarim y Filadelfi y otras contradicciones similares. Las decisiones que se tomen en la segunda fase serán mucho más trascendentales y contrastarán mucho más con lo que prometió el gobierno. La semana pasada también nos mostró lo frágil que es el acuerdo, cómo cada parte puede acusar a la otra de violaciones y lo fácil que es declarar que se acabó».
Las conversaciones sobre la fase 2, recordemos, está previsto que comiencen este lunes, 16 días después del inicio de la fase 1 y según el acuerdo entre las partes. La fuente de seguridad está preocupada. La situación que describe incluye una serie de dificultades y amenazas, principalmente políticas, que no le permitirán al primer ministro Benjamin Netanyahu firmar el acuerdo, incluso si estuviera interesado en hacerlo.
Por otro lado, hay algunas personas en Israel, especialmente en el grupo que rodea al ministro de Asuntos Estratégicos Ron Dermer, que creen que todo tiene solución, y que incluso es mejor. Que la segunda fase será en realidad parte de un proceso histórico integral, que incluirá la normalización con Arabia Saudita, la entrada de una fuerza multinacional en la Franja de Gaza, una fuerza que no permitirá que Hamás regrese y tome el poder, que permitirá la entrada de jugadores adicionales que ayuden a financiar la reconstrucción de la Franja, etc., etc. Este megaproceso, unos Acuerdos de Abraham a máxima velocidad, se ha discutido en varios foros políticos e internacionales y seguramente estará en el centro de la reunión planeada entre Netanyahu y el presidente estadounidense Donald Trump.
Pero la fuente de seguridad afirma que «por ahora no hay nada más que palabras. De hecho, las discusiones sobre estos temas ni siquiera pueden formar parte de los componentes de la segunda fase, tal como las partes han definido de antemano». Una fuente militar de alto rango añade: «Hamás está volviendo a controlar la Franja de Gaza. Puede que haya elementos dentro de Hamás en el extranjero que crean que se debe aceptar un acuerdo internacional de ese tipo, pero es muy difícil imaginar que quienes dirigen a Hamás en Gaza estén de acuerdo con la entrada de elementos extranjeros cuyo objetivo sea amenazar su hegemonía».
El gobierno israelí le oculta al público lo que ocurrirá en esa etapa, aunque los países mediadores y Hamás lo saben. La decisión pública del gobierno incluye muchas cláusulas, pero solo aquellas que no se refieren a asuntos que son políticamente inconvenientes para el gobierno. Sobre los otros, la decisión se refiere a documentos que están en la bóveda de la Secretaría del Gobierno. Lamentablemente, el Departamento de Tribunales Superiores del Ministerio de Justicia respalda este ocultamiento y anunció en nombre del Estado ante la Corte Suprema que estaría dispuesto a mostrarles todos los acuerdos solo a jueces y en presencia de una de las partes.
Tras una investigación de Ynet y Yedioth Ahronoth publicada el viernes en el suplemento 7 Días, varias partes, incluidos la abogada Moran Saburai en nombre de algunas familias de rehenes y el abogado Yuval Yoaz en nombre del movimiento Guardián de la Democracia Israelí, pidieron revelar inmediatamente los detalles de los acuerdos. Será interesante ver si esta vez el Estado seguirá ayudando los esfuerzos del Gobierno.
En base a conversaciones con fuentes israelíes y funcionarios de los países mediadores es posible resumir los principales peligros para la implementación de la segunda fase.
Primer peligro: implosión de la fase 1
Según el acuerdo, las conversaciones sobre la segunda fase deben comenzar el día 16 del acuerdo y finalizar el día 35, pero en la medida que las negociaciones sigan en curso y «los garantes del acuerdo trabajen para garantizar que las negociaciones continúen hasta que se llegue a un acuerdo», que supone continuar con «todos los procedimientos de la primera fase». Puede ser conveniente para Netanyahu continuar en esa situación, pero no es seguro que Hamás lo vea del mismo modo.
Hamás puede interpretar mucho antes una falta de progreso hacia un acuerdo sobre las dramáticas condiciones de la segunda fase y luego inventar dificultades y violaciones de la nada o utilizar aquellas que normalmente ignoraría e impedir la liberación de todo el último grupo de rehenes destinados a ser liberados en la primera fase.
Hamás sigue de cerca la arena política israelí y el sábado incluso les envió un mensaje en hebreo a las familias de los rehenes que contenía citas detalladas de ministros de derecha en contra del acuerdo y a favor de renovar la guerra, advirtiendo de una implosión de la negociaciones y del peligro para todos los rehenes.
Segundo peligro: el cese de la guerra
La decisión del gobierno no especifica qué incluyen la segunda y tercera etapas. El acuerdo completo describe solo el marco: «Fase dos (42 días): Declaración de una tregua sostenible (cese permanente de acciones militares y hostiles) y comienzo de su implementación antes de intercambios de prisioneros entre las dos partes: todos los cautivos israelíes restantes que sean hombres vivos (civiles y soldados) a cambio de un cierto número de presos en cárceles y centros de detención de Israel y una retirada completa de las fuerzas de las FDI de la Franja de Gaza».
Ya en la primera frase hay un poderoso campo minado: las partes acuerdan que la condición para el comienzo de la segunda fase es la declaración del fin de la guerra y el final en la práctica, y esto antes de los intercambios del resto de los rehenes vivos por los presos y antes que cualquier otra cosa.
Tercer peligro: la falta de acuerdo
El complejo y peligroso acuerdo les fue impuesto a las partes por Netanyahu y sus consideraciones políticas cuando dejó en claro que solo estaría dispuesto a avanzar con un acuerdo que tuviera una primera fase «humanitaria» que no incluyera el fin de la guerra y fases adicionales que podría decirles a sus socios en el gobierno que no tiene intención de implementar. Esto y el deseo de avanzar y liberar a al menos algunos de los rehenes resultaron en que no se llegara a un acuerdo sobre la implementación de las fases 2 y 3.
El hecho que no se hayan definido llaves de liberación hace que la situación sea aún más compleja: en la segunda fase serán liberados aquellos que son considerados soldados por Hamás -es decir, los hombres menores de 50 años- y aquellos que también son considerados soldados por Israel -es decir, aquellos que estaban en servicio activo-. El precio es mucho más alto para ambos. Además, el derecho a veto que Israel tenía en la primera etapa sobre la liberación de ciertos presos no es una realidad esta vez y es muy dudoso que Hamás lo acepte.
Otra cuestión que complica las negociaciones es la insistencia de Israel en que la cláusula que describa la naturaleza de las negociaciones no se limite a las cuestiones clave, y entonces Israel puede insistir en discutir cuestiones reservadas para la tercera parte: acuerdos de seguridad, la reconstrucción de Gaza, el desarme de Hamas, un puesto de control en el eje Filadelfi, etc. Sin duda Hamás se mostrará menos entusiasta.
Cuarto peligro: la evacuación de Filadelfi
En otro mundo, si la broma no fuera a costa de todos nosotros, uno podría haber admirado la descarada audacia de los portavoces del primer ministro, quienes tienen que explicar cómo prometió una cosa e hizo exactamente lo contrario. El otro día, un «alto funcionario político» hizo esta declaración con vistas al regreso de las masas con la apertura del corredor Netzarim: «El mecanismo de inspección en Netzarim se implementó después de que Netanyahu insistió en que se incluyera en el acuerdo, y eso frente a la oposición de elementos nacionales y extranjeros».
Solo que la realidad es exactamente lo contrario. Netanyahu ha prometido en repetidas ocasiones, como en una reunión con el Foro Gevura y el Foro Tikva en agosto pasado, que «Israel no abandonará, bajo ninguna circunstancia, el eje Filadelfia y el corredor Netzarim a pesar de las enormes presiones». Al mismo tiempo, él y sus hombres insistían en al menos controlar a todos aquellos que regresaran al norte. Finalmente, Israel se retiró del corredor Netzarim, renunció a la inspección de todos los que regresaran y se contentó con inspeccionar solo a la minoría de la minoría que regresó en vehículo. El sistema de defensa también tiene grandes dudas sobre la eficacia de estas inspecciones y la capacidad de continuar con ellas en el tiempo.
Solo el jueves pasado, el portavoz de Netanyahu, Omer Dostri, afirmó que «el primer ministro Netanyahu no se retractó de ninguna de las demandas que hizo en el documento de entendimiento en base al esquema del 27 de mayo, incluida la permanencia en el corredor Filadelfi y el establecimiento de un mecanismo de inspección de vehículos en Netzarim.» Sin embargo, la mencionada exigencia no se centraba únicamente en los vehículos, sino que fue adaptada retrospectivamente a la realidad.
La retirada del eje Filadelfi, prevista para el día 50 del alto el fuego, será sin duda un desafío para Netanyahu después de todas sus declaraciones sobre la importancia estratégica del eje. Netanyahu puede anunciar la violación del acuerdo, culpando a Hamas, o retirarse y permitir que continúen las negociaciones y la liberación de los rehenes, pero poniendo en riesgo su gobierno.
Quinto peligro: las miradas sobre Gaza
Como muchos han advertido, la negativa del gobierno israelí a negociar «el día siguiente» y alcanzar un acuerdo que incluya a la Autoridad Palestina terminará en un régimen militar israelí en la Franja de Gaza o en el retorno de Hamás al poder. Se esperaba que ello sucediera, y puede llevar a muchos a concluir que el acuerdo por los rehenes es el que privará a Israel de la victoria absoluta.
La presión de la derecha puede causar dificultades. La base, y en especial la que cobra, la ha pasado muy mal las últimas dos semanas. Incluso Canal 14, que habitualmente refleja de forma completa y precisa la posición del gobierno, se muestra confundido y transmite mensajes contradictorios sobre la cuestión de si Netanyahu debe retirarse de Gaza después de 42 días o no.
Otra cuestión: no debemos juzgar por la apariencia externa de los rehenes liberados, tal como se ve en los medios de comunicación, como si no hubiera un peligro claro e inmediato para la vida y la salud de todos los que quedaron atrás. Hay amenazantes historias de pesadillas de sus terribles días de cautiverio que probablemente nunca serán contadas.