De repente, el reloj hacia una invasión terrestre del sur del Líbano por parte de las IDF puede estar avanzando más deprisa de lo que se esperaba incluso hace un día o así, según han declarado fuentes a The Jerusalem Post.
Fuentes de alto rango de las IDF se han mostrado muy sorprendidas por la ineficacia de Hezbollah a la hora de responder a los ataques militares de las últimas dos semanas y, en particular, desde el asesinato del jefe de Hezbollah, Hassan Nasrallah, el pasado viernes.
También dijeron el domingo por la noche que una parte significativa de la capacidad de Hezbollah para tomar represalias en el frente interno israelí se ha visto perjudicada y la hace mucho más reducida de lo que cabía esperar.
Aunque cuando Israel empezó a golpear a Hezbollah hace unas dos semanas creía que podría conseguir cierto elemento de sorpresa y degradar un poco al grupo terrorista libanés en términos de represalias, el hecho de que el Mando del Frente Interior impusiera restricciones en todo el norte, incluida Haifa, fue un presagio de la preocupación de que las IDF esperaban que Haifa pudiera recibir un golpe muy duro.
Sin embargo, Hezbollah no ha matado a nadie en Haifa y la ciudad apenas ha sido tocada. Del mismo modo, gran parte de las zonas meridionales del norte que se esperaba fueran golpeadas con fuerza por primera vez por los cohetes de mayor alcance de Hezbollah han sentido un impacto mínimo en comparación con las oscuras previsiones.
De hecho, ni un solo israelí ha muerto a manos de Hezbollah desde la muerte de Nasrallah hace tres días.
Ciudades como Safed, Acre, Nahariya, Kiryat Shmona y pueblos más al norte, que han estado bajo el fuego de cohetes de corto alcance durante largos periodos, siguen estándolo, pero ese nivel de amenaza no se acerca ni de lejos a la amenaza de nivel estratégico que el IDF esperaba que Hezbollah planteara, con la posibilidad de matar a miles de israelíes y arrasar Tel Aviv y las infraestructuras críticas.