Iton Gadol/Agencia AJN.- «La vigilancia del Shin Bet sobre los ciudadanos infectados con coronavirus desde mediados de marzo era necesaria para salvar vidas, pero la protección de la privacidad también es importante y puede requerir la entrega del programa a una nueva agencia», dijo el miércoles el fundador de la División Cibernética del Shin Bet, la Agencia de Seguridad de Israel, Arik «Harris» Barbbing.
Hablando con The Jerusalem Post en una videoconferencia de CyberTech, Harris sostuvo que «Israel entró en una emergencia debido a la pandemia, y necesitábamos una solución para evitar que, si una persona llegaba al hospital, se infectara con el virus». «¿Cuál es la forma más rápida de saber quiénes estuvieron cerca de él y de ponerlos al día para enviarlos a la cuarentena?», preguntó retóricamente.
Barbbing explicó que aquí es donde la tecnología especial del Shin Bet, que se ha utilizado durante años para rastrear y combatir al terrorismo, podría entrar en juego para salvar vidas. Desde el comienzo de la pandemia, hubo controversias por el límite al que se podía llegar con la vigilancia y la difusa línea entre seguridad y violación de la intimidad de la población. «Cuando la gente llega al hospital, no necesariamente recuerda las dos últimas semanas y algunos no quieren cooperar. La gente no quiere renunciar a su privacidad», agregó Barbbing.
En lo que respecta a la supervisión, señaló que, tras un período inicial en el que el Parlamento no sesionaba, el Subcomité de Inteligencia de la institución, presidido por Gabi Ashkenazi, «aprobó» su aplicación. «Sabíamos que había una pandemia, pero no conocíamos la gravedad de la amenaza. Después de ver lo que pasó en Italia y España, necesitábamos medidas drásticas para llegar a la gente más rápido para evitar un gran caos», explicó Barbbing.

Trabajadores de la agencia de seguridad Shin Bet.
Otra ventaja es que la tecnología es capaz de localizar quién estaba cerca de la persona infectada, de modo que sólo esas personas tendrán que entrar en cuarentena y no todos los que pasaron por la misma tienda o el mismo estacionamiento a la misma hora. Desde allí, la información se envía de forma segura al Ministerio de Salud, que se encarga de contactar con las personas involucradas.
Barbbings señaló que la vigilancia por el coronavirus no era una iniciativa del Shin Bet, sino que provenía del primer ministro Benjamín Netanyahu y del Ministerio de Salud, que «ordenó al organismo que utilizara sus herramientas antiterroristas para ayudar a salvar vidas».
En la audiencia del martes del Parlamento sobre el tema, el parlamentario Moshe Yaalon fue crítico con el programa porque ninguna otra democracia, incluyendo aquellas con tecnologías del mismo nivel del Shin Bet, se había «rebajado» a usar sus agencias de inteligencia para rastrear a sus ciudadanos. Yaalon y otros representantes subrayaron que otras democracias de alta tecnología solicitaban datos a las empresas de telecomunicaciones, o daban a sus ciudadanos una aplicación de rastreo voluntaria para descargar.
En referencia a este último punto, Barbbings dijo que, si bien Kahlon tenía razón en algún punto, la Ley Shin Bet en Israel da a la agencia poderes especiales que no necesariamente existen en otros países. En este caso, dijo que esto ayudó a Israel a tener más éxito en la lucha contra la enfermedad. Para mostrar el valor del programa, dijo que alrededor de un tercio de las más de 16.000 personas infectadas recibieron una advertencia temprana del Shin Bet.
«Por otro lado, existe el derecho a la privacidad. La gente no quiere que alguien compruebe dónde está todo el tiempo, pero aún así sólo se utiliza para conseguir localizaciones», aclaró. «Ahora no estamos en tanto peligro, y estamos tratando de salir. ¿Quién hace la vigilancia ahora?» preguntó, remarcando la dificultad de monitorear a los contagiados.
Barbbings dijo que la razón por la que los activistas de los derechos humanos preferían la idea de que los ciudadanos descargaran voluntariamente una aplicación para proporcionar estos datos de seguimiento al Ministerio de Salud es exactamente lo que la invalida, ya que si incluso una minoría no cumple, podría desencadenar una segunda onda de infección.
Al mismo tiempo, sostuvo que, en caso de tener que prolongarse la vigilancia, no sería lo indicado que sea el Shin Bet quien se haga responsable. Más bien, sugirió que se podría establecer una nueva entidad para trabajar en el tema dentro del Ministerio de Salud y bajo su supervisión.
En relación a esto, dijo que gran parte de la tecnología ya está ampliamente disponible, ya que Google, Facebook y Waze tienen la capacidad de determinar la ubicación de una persona. Una nueva entidad provista con la tecnología garantizaría que «la privacidad sólo se invada sobre la base más mínima necesaria para alcanzar los objetivos», al tiempo que aseguraría que nadie trate de abusar de los datos personales para acceder a los registros bancarios de una persona, a sus antecedentes penales o a otros datos.
Siguiendo por esta línea, aseguró que es mejor asignar la tarea, a la Dirección Nacional de Cibernética de Israel, que se ocupa de la ciberdefensa, o a una empresa privada como NSO Group, que no estaría tan atada como una agencia gubernamental. Parte de la nueva ley y del trabajo de la agencia también podría ser asegurar que los datos se eliminaran en un tiempo razonable y no se acumularan, argumentó
.
Además de fundar la división cibernética del Shin Bet, Barbbings fue jefe de la división antiterrorista para todo Jerusalem, Judea y Samaria durante una larga trayectoria de 27 años en la agencia.