Funcionarios del Estado hebreo comenzaron a bosquejar una nueva lista de 400 presos a ser liberados en los próximos tres meses. La liberación de prisioneros fue uno de un paquete de gestos que Sharon dijo que podría incrementar la confianza mutua entre Israel y la Autoridad Palestina, después del acuerdo de cese del fuego de la semana pasada, que fue rubricado el domingo por los movimientos fundamentalistas Hamas y Jihad Islámica con la condición de que Israel respete sus términos.
En un intento de ampliar el respaldo popular para Mahmud Abbas, el nuevo presidente electo palestino, un 25 por ciento de los prisioneros en esta primera entrega pertenecen a las milicias radicalizadas y un 75 por ciento a la centrista Al Fatah, que A-bbas lidera. Israel descartó su exigencia inicial de que sólo aquellos que hubieran cumplido dos tercios de su sentencia podrían ser liberados, pero aún se rehúsa a liberar a quienes hayan matado a israelíes. Sin embargo, una organización que respalda a los 8000 prisioneros palestinos se quejó de que las liberaciones eran insuficientes. Ramzi Najjar, su líder, dijo que «la gran mayoría son prisioneros que casi habían cumplido sus sentencias. Queremos ver a las mujeres y prisioneros enfermos fuera de prisión, así como aquellos que han pasado muchos años tras las rejas». Sharon también ha acordado permitir que 56 pistoleros expulsados de la Franja de Gaza regresen a Cisjordania. La lista incluye a 26 que se atrincheraron en la Iglesia de la Natividad de Belén por un mes en 2002.
«Estamos congelando todos los procesos contra ellos, mientras ellos se abstengan de actividades terroristas», dijeron funcionarios. Y agregaron que otros 13, que están exiliados en Europa tras el sitio de Belén, están siendo considerados «caso por caso». A fines de esta semana, Israel empezará a devolver a la seguridad palestina el control de cinco localidades de Cisjordania. La primera es Jericó, que ha estado relativamente calma durante los cuatro años y medio de violencia e Intifada. Tulkarem, Kalkilia, Ramalá y Belén serán las siguientes, pero Israel prefiere ver cuán efectivas serán las fuerzas de seguridad palestina antes de retirarse de semilleros de violencia como Nablús, Jenin y Hebrón.
En su frente interno, Sharon ordenó a sus fuerzas de seguridad reprimir a los extremistas favorables a los colonos judíos, que están amenazando a sus ministros y parlamentarios que respaldan su plan de evacuar la Franja de Gaza y el norte de Cisjordania. Dalia Rabin, cuyo padre Yitzhak fue baleado a muerte por un fanático de derecha en 1995, advirtió ayer: «Si no hacemos lo necesario para frenar este desgaste, veremos nuevamente el terrible espectáculo de un primer ministro asesinado». Meir Sheetris, ministro de Transportes, se lamentó de haber recibido amenazas de muerte contra él, su esposa y sus hijos. Pero Sheetris, un pacifista del Likud que supervisa los aspectos financieros de la desconexión israelí de los territorios ocupados, dijo que no tenía miedo.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12