El primer ministro Benjamín Netanyahu ya habló con los líderes de todos los partidos sionistas que consiguieron bancas en la próxima Knesset (Parlamento israelí) y los invitó a conversaciones sobre la conformación de una coalición lo más amplia posible.
Su idea es tener una coalición de al menos 80 legisladores para asegurarse de que la salida de ninguna de las agrupaciones haga caer su gobierno.
El jefe de gobierno recibió hoy, jueves, en su residencia oficial en Jerusalem a Yair Lapid, titular de la segunda fuerza, Yesh Atid, y ambos “debatieron acerca de los desafíos que enfrenta la nación y cómo lidiar con ellos”, según un comunicado conjunto.
“La reunión, que duró dos horas y media, se llevó a cabo en un muy buen ambiente y se acordó que se encontrarían de nuevo pronto”, agregó el texto.
Ambos estarían de acuerdo con la inclusión de Habait Hayehudi y Kadima en la coalición, pero aún difieren sobre el resto: Netanyahu quiere a los ortodoxos Shas y Iahadut HaTorá y Lapid prefiere a Hatnua, el partido de Tzipi Livni.
Para alcanzar los 80 legisladores, el gobierno no podría prescindir de Shas, pero sí podría elegir entre Iahadut HaTorá y Hatnua.
Netanyahu (en la foto, solitario en el recinto de la Knesset) pretende llegar con un panorama más o menos claro a las reuniones que todos los partidos tendrán con el presidente Shimon Peres la semana que viene, durante las cuales le recomendarán quién debe ser el próximo jefe de gobierno.
Por lo pronto y como era de esperar, el Laborismo y el izquierdista Meretz ya rechazaron la invitación a sumarse a una coalición liderada por el líder de Likud.
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