El encuentro, desarrollado en la sede de la asociación de Sobrevivientes de la Shoá Sherit Hapleitá, se desarrolló en un clima cordial, sin que ello evitara que se pronunciaran las respectivas diferencias. “Antes del atentado, no nos conocíamos, pero éramos todos distintos. Nos unió la tragedia, pero a través de los años, seguimos siendo todos distintos”, señaló oportunamente Sofía, dando una de las claves para entender las diferentes posturas, que comenzaron a manifestarse cuando expresaron su percepción sobre las posibilidades de justicia, dieciocho años después. Para Graciela, “nunca vamos a perder la esperanza de justicia, es lo que queremos, no podemos perderla”, mientras que Sofía es más cauta al afirmar que, a medida que van pasando los años, “se va a alejando la esperanza de tener justicia. Son demasiados años como para poder decir que vamos a tenerla. A lo mejor algún día, incluso si no estamos, algún milagro se produzca, pero igualmente hay que seguir trabajando, más allá de que uno espere o no justicia, porque un hecho de esta envergadura no tiene que olvidarse”. En una línea similar, Adriana señala no creer que vaya a haber justicia, después de dieciocho años, aunque “sí tiene que haber un juicio para quienes pergeñaron el encubrimiento, y es necesario seguir investigando quienes fueron los autores, ya que hoy sabemos lo mismo que a la semana del atentado”. Para, Judit, esto solo podría lograrse con una renovación de las autoridades e incluso “con un cambio en la forma de pensar sobre como arribar a la justicia”, mientras que Laura sostiene que “todos seguimos buscando que esto esclarezca”, pero que luego de dieciocho años de injusticia e impunidad, “con un poder judicial que es parte del aparato del Estado que se encuentra profundamente implicado en lo que ha sido el encubrimiento, no se puede tener esperanza, aunque sí un planteo para salir de este cuadro”.
(Esp/Pub)