El presidente de Israel, Shimon Peres, visitó hoy, viernes, y les dio sus condolencias a las familias de las cuatro víctimas del atentado en la escuela judía Ozar Hatorah de Toulouse (Francia), que cumplen la semana de duelo en Jerusalem, donde el rabino Yonatan Sandler y los tres niños, sus hijos Aryeh y Gavriel y Miriam Monsonego, fueron enterrados el miércoles (foto).
El premio Nobel de la Paz 1994 le dijo a Ava Sandler que la pérdida de su marido y dos de sus hijos en un instante era una tragedia de gran magnitud y que sólo podía imaginar lo doloroso y agonizante que debía ser para ella, “pero por encima de todo es madre de una hija (Liora) y tiene la importante y difícil obligación de ser fuerte por ella y su futuro”.
“Vine a traerle el amor de la nación y a expresarle el deseo de que no sepa más de dolor”, agregó.
Luego, Peres le reconoció a Shlomo Sandler, padre y abuelo de los asesinados, que no podía entender cómo alguien podía ser tan cruel para matar a quemarropa a un docente y tres niños pequeños.
El pueblo judío recordará a Yonatan Sandler como un educador que fue asesinado junto con sus hijos en el ejercicio de la importante misión que había asumido, de dedicarse a niños con dificultades de aprendizaje, aseguró Peres.
En tanto, el director de la escuela y padre de Miriam, Yaacov Monsonego, quien aún está obsesionado por el recuerdo de la masacre, le contó al Presidente que él estaba dentro de la sinagoga cuando escuchó gritos de “están disparando contra nosotros”.
Lo milagroso -se consoló- fue la presencia de un atril que impidió que el motociclista avanzara aún más porque su intención era entrar en la sinagoga, donde había muchos niños.
Monsonego describió a su hija como una alumna excepcionalmente buena y sabia para su edad.
Nacida en Toulouse, era la única de los cinco hermanos que vivía con sus padres, porque los otros están en Israel, y era la que les daba fuerzas para continuar con su tarea como emisarios educativos.
Antes de irse, Peres le dijo a Yaffa que “su hija era maravillosa, hermosa e insustituible y su pérdida debe ser insoportable”, pero “todo el mundo está seguro de que encontrará la fuerza de fe y espíritu para sobrevivir a esta tribulación”.
“Todo lo que puedo desearle y a su familia es que hallen consuelo con todos los que lloran por Jerusalem y continúen con su vital tarea de llevar la educación de la Torá a los judíos de la Diáspora”, concluyó el Presidente de Israel.
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