En ocho días participaron en la operación miles de soldados de las divisiones Golani y Guivati, y otras unidades de infantería, tres batallones de tanques y soldados de las unidades de elite Shaldag, Comando Marítimo y Unidad de Enmascarados (pertenecientes a la guardia fronteriza). Según el portavoz militar, perdieron la vida 41 milicianos y 12 civiles. Otros 10 civiles fueron detenidos por implicación en los túneles de contrabando de armas.
Según fuentes palestinas, los muertos fueron 55, muchos de ellos niños y jóvenes. El Tsahal, que la semana anterior había perdido 13 soldados en tres días en la franja de Gaza, no tuvo bajas y destruyó entre 56 y 75 viviendas, dejando 575 personas –unas 95 familias– sin techo, según datos de la agencia de la ONU para los refugiados, Acnur.
En Jerusalén creen que hay dos hechos que contribuyeron más que nada a acortar la operación. En primer lugar, la muerte de siete manifestantes, entre ellos cuatro jóvenes, en una marcha en Rafah, víctimas de un tanque. El teniente coronel que dio la orden, del que se conoce sólo la inicial de su nombre, «S», dijo al diario «Maariv» que sus últimos días «han sido los peores y más duros de mi vida». «Cuando los manifestantes estaban a 300 metros de nuestras fuerzas –dijo–, yo decidí disparar un proyectil hacia una casa abandonada, pero jamás en la vida pensé que les impactaría a los manifestantes. Nunca me hubiese planteado disparar contra civiles.»
En segundo lugar, las declaraciones del viceprimer ministro y ministro de Justicia, Yossi Lapid, supervivente del holocausto y que perdió gran parte de su familia. Lapid dijo en la reunión del Gobierno que «la imagen de una anciana palestina buscando medicinas en una casa destruida me recuerda a mi abuela», y abrió de par en par una caja de Pandora en la sociedad israelí.
El comentarista de temas militares Amir Rapaport opinaba ayer que «las reacciones en Israel y en el mundo recordaron al Tsahal que el margen de legitimidad en operaciones drásticas es limitado». Y añadió: «Podíamos haber logrado resultados similares o incluso mejores con operaciones que provocaran menos víctimas inocentes».
Mañana, Ariel Sharon presentará a sus ministros el plan de la franja de Gaza y será votado en la reunión de Gobierno del domingo. La votación puede durar 48 horas y Sharon tiene por ahora el apoyo de once ministros, uno menos de los que necesita. La prueba del movimiento de la sociedad israelí a favor del repliegue de Gaza es que ayer Aliza Tivon, madre del jefe de la división Najal, el coronel Noam Tivon, que combate en Gaza, se manifestó ante el Ministerio de Defensa con más madres israelíes y con un cartel que decía: «Basta de ocupación, salgan de Gaza». «Aunque sea coronel, siempre he sabido lo que es mejor para mi hijo», afirmó..
Fte L.V.D.-HENRIQUE CYMERMAN