En un gesto tan insólito como políticamente incorrecto hacia Gilbert Lewi, las autoridades en funciones de la DAIA no le hicieron llegar al Presidente licenciado, la versión final de la carta que fuera dada a conocer en los Estados Unidos (firmada por el Vicepresidente Primero en ejercicio de la Presidencia, Jorge Kirszenbaum, y el Secretario General, Julio Toker) y que acarreara un escándalo político entre las autoridades del Gobierno nacional y los que se preocupan en llamar a la DAIA como la institución «representante política de la comunidad judía argentina».
El pasado miércoles 12 de mayo, en horas de la tarde, Gilbert Lewi recibió a Nueva Sión en la clínica donde se encuentra internado y tras una conversación corta, producto de su convalecencia, y de haber leído el texto final de la carta suscripta por los Kirszenbaum y Toker -acercada por Nueva Sión- afirmó que «este texto no es el que me mandaron -a la misma clínica donde estará internado hasta la semana entrante- para corregir antes de mi operación».
Luego de esta lectura, y de haber recibido múltiples llamados quejándose por la actitud pública asumida por estos dirigentes durante su licencia, manifestó tajantemente: «O ellos o yo».
La interna comunitaria sigue al rojo vivo y, a pesar de la crisis, se presenta una buena oportunidad para despejar el camino de las sinuosidades políticas que viene aquejando a la imagen de la conducción comunitaria.
«El problema no es sólo el tenor de la carta sino el cartero» afirmó Lewi en un breve encuentro sostenido con Nueva Sión en la clínica donde se halla internado.
«La carta que llevaban a los Estados Unidos fue corregida por mí en esta misma clínica pero no vi el original final. Me enteré por mis amigos de su contenido después que fuera dada a conocer. Ahora que ustedes me la muestran ratifico que no es el texto final que yo indiqué. Es cierto que considero prematuro el otorgamiento de un premio a un Presidente (Kirchner) que asumió hace pocos meses. Tal vez resulte el mejor que hayamos tenido, pero aún tiene que demostrarlo. Pero de ahí a mezclar que no estamos de acuerdo con el galardón por el estancamiento que sufre la investigación es otra cosa con la que no estoy de acuerdo».
De una sencilla lectura de la carta se deduce que la mismja mezcla la responsabilidad e independencia de los poderes del Estado cuando considera que «no es tiempo de distinciones» al Presidente Kirchner e incluye en su crítica aspectos relacionados al Poder Judicial» (critica el desempeño del Tribunal Oral Federal Número 3).
«Esto respecto de la carta. Y el otro punto es el cartero por lo que representan como continuidad Kirszenbaum y Toker quienes me anteceden en la dirigencia de la DAIA y están identificados -al menos ante la opinión pública y los funcionarios del Estado- como los herederos de gestiones anteriores».
Al respecto basta recordar las declaraciones del canciller Bielsa quien adjudicó el conflicto a «una interna de la comunidad judía».
«Yo no me siento representado por ellos -afirmó tajante Lewi-. Así que o son ellos o soy yo. No hay alternativa».
Cabe recordar que las elecciones en la DAIA no son por listas sino por cargo. Este estilo de elección evita las listas sábana pero, además, puede generar este tipo de conflictos en los que un dirigente -como es el caso de Gilbert Lewi- asuma la presidencia con escaso «poder de fuego» para promover los cambios que considere necesarios en la gestión política de la institución.
Lo cierto es que más allá de lo que suceda con la continuidad de Lewi y el apoyo con el que cuente, ni Kirszenbaum ni Toker son ya interlocutores válidos frente a este Gobierno así hayan posado para la foto junto Bielsa y Kirchner después del acto en la sede del American Jewish Committee.
Frente a las autoridades nacionales la suerte de ambos dirigentes ya está echada, frente a la dirigencia comunitaria -se sabe- aún todo es posible.
Fte Nueva Sion