Con una fiesta multitudinaria y llena de chicos, el Colegio Wolfsohn-Centro de Educación Menajem Tabacinic dio inicio a las obras de refacción de su histórico edificio, mediante la colocación de la piedra fundamental.
En la entrada, todos los asistentes recibían un casco amarillo de juguete, y los niños llegaban con un ladrillo de juguete que habían recibido la semana anterior, para que lo decoraran y sumaran a un edificio que se completaba en el patio de la planta baja, donde también había comida, juegos y diferentes actividades.
Tras la bienvenida de los rabinos de la comunidad, Mendy Gurevitch y Shmuel Kiesel, dos alumnos de 6º grado leyeron un salmo en hebreo y castellano y se proyectó un video institucional.
A continuación, el director general de la escuela, Gustavo Dvoskin, les agradeció a los asistentes “por estar todos los días y compartir este momento especial y único”.
“Hace 7 años iniciamos la reconstrucción de esta escuela, y hemos cumplido con creces aquellas promesas”, aseguró.
“Arrancamos 2005 con 135 alumnos y tengo la sospecha de que en 2012 lo haremos con 400 chicos”, profetizó el funcionario.
“Vamos a intentar hacer la mejor escuela posible y vamos a tener un comedor lácteo”, agregó, antes de enumerar algunos manjares que ello permitirá, entre otras obras tendientes a un edificio con estructuras, materiales, ambientes y tecnología de vanguardia.
“Wolfsohn es el mejor lugar donde pueden estar nuestros hijos”, aseveró convencido Ariel Zlotopioro, en representación del Comité de Padres.
“Tenemos valores, tradición, judaísmo y solidaridad, llegó el momento de tener espacios más amplios y funcionales, con la última tecnología”, especificó, antes de invitar a los presentes a cantar “Sheejeianu” apara agradecerle a D’s la posibilidad de presenciar el histórico momento.
A su turno, Karina Pincever de Falkon, mamá de la comunidad, admitió que “ver a los niños creciendo con valores es una satisfacción increíble”.
“Quienes caminamos por Wolfsohn sabemos que se siente un clima muy especial, de hermandad y amor; Wolfsohn es una escuela con alma, y eso sólo se logra a través de un líder”, afirmó en referencia al director general de Jabad Lubavitch Argentina, Rab. Tzvi Grünblatt, a quien varios chicos le regalaron ladrillos de juguete con buenos deseos.
“Como Iosef, en Wolfsohn soñamos despiertos con juntar gavillas de judíos con potencial para construir nuestro futuro”, explicó el religioso.
“No es simplemente una renovación edilicia, es mostrar que estamos constantemente buscando lo mejor, gracias a padres, docentes y donantes”, aclaró.
“Hoy estoy viendo la concreción de la bendición del Rebe respecto del barrio de Belgrano”, reveló Grünblatt, quien luego hizo un Lejaim (brindis) “para que este momento de renovación y fuerza se traslade a todos, con bendiciones”.
Acto seguido se procedió a la colocación de la piedra fundamental y se invitó a donantes, rabinos, miembros de la comunidad y padres y alumnos de la escuela a agregar paladas de cemento (foto).
El evento finalizó con un espectáculo del animador infantil Topa.
Entre los asistentes se destacaron el vicepresidente 1º en ejercico de la titularidad de la AMIA, Ángel Barman, y el secretario general de la entidad, Julio Schlosser; el vicepresidente 3º de la DAIA, Alberto Hammerschlag; y el titular del Hogar LeDor VaDor, Jorge Fainzaig, quien también es abuelo de alumnos de Wolfsohn-Tabacinic.
La remodelación del edificio, construido en los sesenta, permitirá optimizar el uso de los espacios y ampliar el alumnado, a un costo aproximado de 3.000.000 de dólares.
En principio, durante el receso por estas vacaciones se construirán el primero y segundo pisos, de modo de permitir el traslado de las salas de 4 y 5 años del Jardín y liberar espacio en el edificio de enfrente para la creciente incorporación de niños.
Estas mejoras edilicias integran el Proyecto Wolfsohn 3.0, junto con nuevos proyectos pedagógicos y mejoras académicas y la ampliación del programa de becas, ya implementados en 2011.
Wolfsohn, fundada en 1906, es la más antigua de la instituciones educativas judías del barrio de Belgrano.
Desde su nacimiento hasta mediados de la década del ´90, Wolfsohn experimentó un crecimiento imparable, y una biblioteca se convirtió en escuelas primaria y secundaria con campo de deportes.
La significativa cantidad de familias que eligieron Wolfsohn colocaron a esta institución en un lugar de referencia en materia de educación judía.
Con la llegada del nuevo milenio, la sumamente difícil realidad de las escuelas judías -escasa cantidad de alumnos, colegios cerrados e innumerable cantidad de dificultades económicas- no le fue ajena a Wolfsohn, y a fines de 2004 sus directivos propusieron a Jabad Lubavitch hacerse cargo de la misma, siempre y cuando continuara el proyecto educativo y comunitario.
En la actualidad, la escuela ofrece proyectos especiales de robótica, inglés, literatura y ciencias, cuenta con un programa de becas que permite que familias de bajos recursos también puedan brindarles a sus hijos la mejor educación y continuidad en los valores judíos, y cuenta con una vida social muy activa.
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