El regreso de Gilad Shalit a su hogar en Israel con su familia, luego de haber sido secuestrado por el HAMAS y privado de su libertad durante más de cinco años, es una noticia que nos conmueve y nos deja un sabor agridulce.
Nos emociona saber que el Estado de Israel, en pleno ejercicio de una verdadera democracia, vuelve a priorizar la vida como valor supremo, realizando un esfuerzo que conlleva un enorme sufrimiento, para conseguir liberar a uno de sus ciudadanos.
Nos solidarizamos también con el dolor de las familias que ven como los responsables de la muerte de sus seres queridos en diferentes ataques terroristas, que cumplían condenas en las cárceles del país, son entregados como parte de una negociación extremadamente difícil.
Dice nuestros sabios que “quien salva una vida, salva a la humanidad”. Desde la comunidad judía argentina esperamos que se honre este precepto para dar comienzo a una etapa de paz duradera y prosperidad para todos.