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Lo que pasó y lo que está ocurriendo

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Las últimas dos semanas han sido movidas, quizá por demás, en todo lo relacionado con las próximas elecciones de la AMIA.
En ese contexto se deben considerar las declaraciones del jefe de la campaña de Avodá, Alberto Bystrowicz, y del titular y precandidato presidencial por AMIA es de Todos, José Scaliter; el discurso pronunciado por el líder del Bloque Unido Religioso, el rabino Samuel Levin, en la cena anual de Heijal Hatorá; y el silencio de los referentes de Plural JAI, así como las presencias y ausencias de ciertos dirigentes en los eventos multitudinarios de los últimos días (Macabeadas de Veteranos, reinauguración del edificio de Ecuador 920, donde ha de funcionar la Yeshivá que dirige el rabino Levin, y la cena anual de Heijal Hatorá).
Estos hechos son parte del entramado en el cual se están desarrollando conversaciones relacionadas tanto con el deseo de constituir un frente electoral, que algunos dieron en llamar “frente laico”, para competir electoralmente el próximo 10 de abril, como para consolidar al Bloque Unido Religioso luego del lógico desgaste de una gestión al frente de la AMIA.
A diferencia de lo ocurrido desde 1957 hasta 2005, cuando el factor ideológico mayoritario -la conjunción de MAPAI y Adjut Avodá, primero, y Avodá, después- dirimía en su interna quién sería el presidente de la AMIA, el triunfo del Bloque Unido Religioso en la elección de 2008 modificó completamente el panorama, y ello se está notando claramente ahora.
Por esta razón consideramos necesario recordar primero por qué paso lo que pasó, y en base a ello, entender lo que está ocurriendo ahora.

Borger presidente de la AMIA

El hecho que la agrupación representante de la ortodoxia religiosa obtuviera el mayor caudal de votos y se convirtiera en la primera minoría no fue casualidad, sino el resultado del trabajo de varios años, durante los cuales fueron asociando tanto a las mujeres y los hijos de los socios como convenciendo a miembros de la colectividad sefaradí de que se afiliaran.
El motivo de que esto último ocurriera estuvo, y está, relacionado con el apoyo que la institución brinda a la educación judía, pues mientras escuelas tradicionales cerraban sus puertas, las religiosas aumentaban su caudal de alumnos.
A ese trabajo de años se le sumó, un par de meses antes de la elección de 2008, una situación que para cualquier “ortodoxo” era grave e inaceptable: la constitución de una lista electoral, AMIA es de Todos, que entre sus propuestas tenía una que impulsaba que la AMIA aceptara como socios a personas convertidas al judaísmo por los rabinos liberales (conservadores y reformistas), las cuales, por lo tanto, pudieran ser enterradas en los cementerios de la institución.
Este hecho hizo que líderes religiosos ortodoxos, rabinos de distintas instituciones -tanto ashkenazim como sefaradim- que hasta ese momento no se habían involucrado en las elecciones de la AMIA, lo hicieran, aconsejándoles a sus seguidores, que fueran socios de la AMIA, concurrir a votar y hacerlo, lógicamente, por el Bloque Unido Religioso.
Luego de los comicios, y hasta casi el mismo momento en que debía comenzar la Asamblea Electora, se sucedieron innumerables negociaciones, algunas conocidas y otras que sólo son recordadas por quienes las mantuvieron, que culminaron con la decisión de AMIA es de Todos de que la presidencia de la AMIA, siguiendo la tradición, le correspondiese a un hombre de la lista que había triunfado, y Guillermo Borger fue designado para la cadencia 2008-2011.
Esa decisión de AMIA es de Todos provocó que muchos de quienes votaron por ella se sintieran defraudados, y así se lo expresaron a los líderes de ese nuevo movimiento en una reunión pública en el Seminario Rabínico Latinoamericano, que presenciamos.
Pero también hubo votantes “ortodoxos” a quienes lo ocurrido no les gustó, si bien no existieron manifestaciones públicas en ese sentido, ya que el haber logrado la presidencia de la AMIA -un objetivo inimaginable para muchos de ellos- y ciertas críticas despiadadas hacia la ortodoxia que se escucharon en esos días los obligaron a abroquelarse nuevamente ante lo ocurrido.

Lo que está ocurriendo

El triunfo electoral del Bloque Unido Religioso y la presidencia de Guillermo Borger marcaron un cambio trascendental en la tradición de quienes debían gobernar la AMIA, algo que en su momento intentó Breirá y no lo consiguió: por un lado, que los dirigentes de las instituciones sociodeportivas consideraran que el sector que representan también puede acceder a la conducción de la Kehilá, y por otro, que quedase demostrado que la AMIA puede ser dirigida por asociados que no sean miembros de un factor ideológico sionista socialista, como era Avodá.
Los primeros, quizá por afinidad ideológica o porque quienes quedaron al frente de AMIA es de Todos son miembros de instituciones sociodeportivas -José Scaliter y Pedro Buki-, se acercaron y, en cierta forma, se integraron a esa lista electoral.
Los adherentes de la segunda opción conformaron Plural JAI, un espacio en el cual a dirigentes que provenían de Avodá se les unieron otros que formaban parte del Movimiento Renovador, Meretz e instituciones religiosas liberales.
Ambos agrupamientos están intentando, desde hace ya un par de meses, liderar un frente opositor al Bloque Unido Religioso para la próxima elección, y lógicamente deben encontrar un factor común que los una, lo cual por el momento no lograron, excepto su intención de que el próximo presidente de la AMIA no sea “ortodoxo”. Según versiones, el motivo de no llegar a un acuerdo se centra más en el personalismo de algunos de sus integrantes que en diferencias ideológicas.
Avodá, por su parte, que con esfuerzo se sobrepuso a la derrota de 2008, consciente de que no tiene el poder del pasado, aspira a ser el que logre conformar el frente opositor a la ortodoxia, como bien lo expresó Alberto Bystrowicz en declaraciones a AJN/Itón Gadol.
Por su parte, el Bloque Unido Religioso, casi en silencio, está volviendo a movilizarse para superar el lógico desgaste de estar al frente de la AMIA. Modificaron ciertas líneas de acción, pero no todas a las que aspiraba, por lo menos, un porcentaje importante de sus votantes.
Dentro de este contexto debe interpretarse el tenor del discurso del rabino Samuel Levin en la cena anual de Heijal Hatorá, al igual que algunas declaraciones que realizó con anterioridad, ya que de esta manera no sólo les está respondiendo a quienes se oponen a que la AMIA sea presidida por un “ortodoxo”, sino que también establece una clara diferencia entre su sector, que en estos algo más de dos años mantuvo actividades que no concuerdan con la forma de vida raigal, y aquellos que lo enfrentan e intentan constituir un “frente laico”.
Otro elemento que no puede dejar de señalarse es que mientras que el Bloque Unido Religioso tiene un líder indiscutido, el rabino Samuel Levin, que no aspira a ser presidente de la AMIA, entre quienes intentan constituir el denominado “frente laico” existen varios referentes, que -aunque lo nieguen- son visualizados como posibles candidatos a presidente.
Si está situación es beneficiosa o no para unos y otros es muy difícil predecirlo a esta altura de los acontecimientos, y quizás hasta en un futuro, pero establece una diferencia más entre ambos sectores, que puede llegar a ser muy importante si, luego de la elección, es necesario que ambas partes negocien cómo se conformará la próxima comisión directiva de la AMIA.

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