doce años del atentado contra la embajada de Israel, la Corte Suprema de Justicia trabaja desde hace 12 meses en un grueso informe de inteligencia, alimentado entre otros por el servicio secreto israelí y sobre pistas que apuntan a identificar a colaboradores en la Argentina que ayudaron a volar la legación diplomática.
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La causa por el ataque contra la embajada israelí, ocurrido el 17 de marzo de 1992, está abierta y dicen, los que trabajan en ella, muy activa. Reunió 43.000 fojas, en las que concluyó, por ahora, que el atentado contra la sede diplomática de Arroyo y Suipacha fue responsabilidad de Irán y del Hezbollah.
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La Corte, en 1999, pidió la captura internacional de Imad Mugniyah, un libanés considerado líder del Hezbollah y organizador del primer atentado en Buenos Aires. El juez federal Juan Galeano, cuando tenía en sus manos la causa AMIA, también pidió la detención internacional de este personaje, por el segundo atentado.
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Mugniyah, el más buscado
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Los Estados Unidos lo tienen en la lista del FBI de los terroristas más buscados del mundo, desde 2001, según se jactan en la Corte. Mugniyah está ligado, para el FBI, con Al-Qaeda, y los norteamericanos lo buscan por atentar contra la embajada de EE.UU. en Beirut, en 1983, y por secuestrar un avión de TWA. Se cree que estuvo refugiado en Siria, con el rostro cambiado por una cirugía estética, y los Estados Unidos presionan para que se entregue. Se sospecha que huyó a Irán. Este es el único personaje con pedido de captura y no hay detenidos.
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Desde la explosión, la causa de la embajada de Israel tuvo idas y venidas y demoras. Quedó definitivamente en una secretaría especial de la Corte, a cargo de Esteban Canevari, y desde entonces se siguieron distintas pistas con diversos resultados.
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Hace un año, el embajador de Israel, Benjamín Orón, leyó en el acto por el atentado un mensaje del canciller israelí Silvan Shalom, en el que decía que su país tenía pruebas de que Irán y el Hezbollah eran responsables.
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Esos datos de inteligencia fueron aportados a la causa y sobre ellos se trabajó este año. Son informes que llegan de manera permanente y que buscan transformarse en pruebas judiciales. A este trabajo se sumó el informe final de la SIDE, incorporado a la causa AMIA, que fue alimentado por los servicios israelíes y norteamericanos, que llega a conclusiones similares.
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Otros indicios que se acumulan en la causa Embajada apuntan a identificar a los integrantes de grupos libaneses que llegaron en los años 80. El embajador Orón dijo a LA NACION que sospecha que las causas del ataque no hay que buscarlas en cuestiones de política exterior de la Argentina, sino que la participación argentina en la primera Guerra del Golfo u otros cambios a lo sumo pudieron ser un «pretexto» para los ataques.
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Por Hernán Cappiello
De la Redacción de LA NACION
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