Cuando su hijo de tres años murió en un trágico accidente, los padres palestinos decidieron donar su hígado y sus pulmones, dando a tres personas una nueva oportunidad de vivir.
Abdul Hai Salhut de Jerusalén había sido trasladado al Hospital Hadassah Ein Kerem para la cirugía, donde los médicos luchaban por salvarlo. Sus lesiones, sin embargo, le quitaron la vida la semana siguiente. Un niño de cinco años de edad, en urgente necesidad de un trasplante de hígado, recibió el hígado de Abdul y una niña de siete años y medio que padecía una enfermedad pulmonar congénita recibió un pulmón. Un hombre de 55 años de edad recibió el segundo pulmón cuando se determinó que no era apto para ningún otro niño. Moussa Salhut, el padre de Abdul, señaló que él y su esposa estaban felices de ver a su hijo "vivo" en otras personas, sin importar si eran árabes o judíos. "No existe diferencia cuando se conserva la vida", dijo. "A la sombra de nuestra difícil pérdida, hemos tenido la oportunidad de salvar vidas".