En «Purim», que literalmente significa «suerte (destino)» o «sorteo», los judíos festejan la anulación de un decreto de carácter antisemita que ordenaba dar muerte a todos los judíos en el reino de Imperio Persa, hace unos 2.500 años.
La historia de la complot gestado por «Hamán», bajo el reinado de Asuero, es recogida en el Libro de Esther, la mujer que, convertida en reina de Persia, ayudó a impedir la eliminación en masa de la comunidad judía.
La fiesta propiamente dicha se celebra este año del sábado por la noche al domingo, con la excepción de ciudades amuralladas como Jerusalén o Safed, que lo hacen un día después.
Los organismos israelíes de seguridad han dispuesto el cierre de los territorios palestinos hasta la madrugada del lunes al martes, hasta que los festejos concluyan en todo el país.
El estado de histeria en Israel viene marcado porque en años pasados el día de «Purim» ha sido fecha en la que las organizaciones palestinas han cometido atentados con bomba.
Hoy viernes, una alerta llegada a los servicios secretos sobre la presencia de un comando terrorista en las afueras de Tel Aviv dejó bloqueado todo el centro del país durante varias horas.
Igualmente, en la jornada de Purim de 1994 un colono judío, Baruj Goldstein, mató a una treintena de palestinos e hirió a más de un centenar en la conocida como masacre de la «Cueva de los Patriarcas», al disparar con un arma automática dentro del recinto sagrado. EFE el/msr
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