El pedido se hizo durante una reunión sin precedentes de líderes políticos y religiosos de Europa e Israel, realizada en Bruselas.
El evento fue organizado por la Comisión Europea y el Congreso Judío Europeo, como respuesta a la percepción existente de un aumento de ataques contra el pueblo judío, escuelas y sinagogas dentro de la UE.
En la víspera de la conferencia, el presidente del Congreso, Cobi Benatoff, acusó a los gobiernos europeos de indiferencia.
Benatoff, atribuyó lo que percibe como un incremento de hostilidad hacia los judíos en Europa, a percepciones distorsionadas de la crisis en Medio Oriente.
El evento fue pospuesto brevemente, después de que varios líderes judíos acusaron al presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, de proteger el antisemitismo.