MADRID.- Aproximadamente 200.000 colonos israelíes viven en cerca de 170 enclaves establecidos en Cisjordania y la Franja de Gaza, donde a su vez habitan más de tres millones de palestinos. Los asentamientos oficiales ocupan el 1,8% de estos territorios, pero los límites reales de las colonias se extienden hasta alcanzar el 6,8% del terreno.
La mayor parte de los asentamientos está construida en territorios ocupados por Israel en la guerra de los Seis Días en 1967. Los colonos israelíes no han cesado de construir nuevos enclaves y han extendido los ya existentes con construcciones adicionales.
Según la Convención de Ginebra, está prohibido construir instalaciones civiles en territorios ocupados, por lo que la mayoría de países de la comunidad internacional considera ilegales los asentamientos judíos en Gaza y Cisjordania.
Los sucesivos gobiernos israelíes, tanto los conservadores como los laboristas, que tradicionalmente han hecho más concesiones por la paz, han defendido a ultranza la permanencia de los asentamientos como requisito indispensable para garantizar la seguridad del Estado de Israel.
Los palestinos pretenden establecer en estos territorios un futuro Estado independiente y consideran a los colonos judíos como usurpadores de la tierra. A menudo los grupos terroristas palestinos dirigen sus atentados contra los habitantes de estos asentamientos. El Ejército israelí proporciona a los colonos armas para que se defiendan de estos ataques.
Los colonos más religiosos consideran que Cisjordania es una tierra de propiedad israelí porque Dios se la cedió al pueblo judío. Además, el Gobierno israelí fomenta la colonización de los asentamientos para controlar los recursos acuíferos que existen en el subsuelo de Gaza y Cisjordania.
El futuro de los asentamientos ha sido históricamente un obstáculo insalvable para que fructificaran los sucesivos proyectos de paz para Oriente Próximo. No obstante, las encuestas de los últimos tiempos señalan que la mayoría de los israelíes estaría dispuesta a renunciar a estos enclaves en favor de la paz.
La Hoja de Ruta, el último plan de paz, apadrinado por la ONU, EEUU, la UE y Rusia, establece como primer paso el desmantelamiento de los enclaves construidos sin la autorización del Gobierno israelí a partir de marzo de 2001, cuando comenzó la segunda Intifada palestina, y el cese en la construcción de nuevas colonias.
El gabinete del primer ministro israelí, Ariel Sharon, ha dado el visto bueno a esta exigencia y ya ha comenzado a desmantelar algunas barriadas deshabitadas que considera ilegales porque fueron construidas sin su autorización expresa. No obstante, la opinión del Gobierno israelí sobre los asentamientos importantes sigue siendo incuestionable.Fte El Mundo