El acto en homenaje a las víctimas del terrorismo internacional tuvo lugar por la mañana de hoy en la Plaza Seca de AMIA. El homenaje comenzó con la colocación de una ofrenda floral frente a la placa que recuerda a las víctimas del atentado a la AMIA.
En diálogo con la Agencia Judía de Noticias, AJN, Guillermo Borger, presidente de AMIA, fue contundente al asegurar que “el homenaje también es una apelación al mundo para la reflexión, antes del comienzo del nuevo año judío, para retirarse del recinto de las próximas sesiones de Naciones Unidas ante la eventual oratoria del principal presidente y actor del terrorismo mundial, Mahomoud Ahmadinejad”.
Durante el acto, Borger destacó que “este acto contra el terror internacional no es un acto político sino uno de recordación y considero que es impresionante pensar en cuan siniestro es prepararse para actos como el 11-s; en que alguien conduzca un avión lleno de personas para estrellarlo contra un edificio”.
En este sentido, Thomas Kelly, encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos, reflexionó sobre la importancia de realizar este homenaje al indicar que “recordar el 11 de septiembre en esta sede de AMIA es importante porque fue atacada y fue reconstruida. Para los estadounidenses, el 11 de septiembre es lo que para los argentinos es el 18 de julio (atentado contra la AMIA) y el 17 de marzo (atentado contra la embajada de Israel en Buenos Aires). Nuestras acciones contra el terrorismo están fundadas en la humildad de saber que estamos haciendo lo correcto”.
Borger también aseguró que “la mejor forma para combatir el terrorismo es la docencia” y realizó una mención especial a los maestros, que hoy celebran su día. “Ellos son los que tienen que enseñar a los niños lo malo que es el terrorismo”.
“Esta es una época de reflexión y hay que pensar mucho sobre estos temas para evitar que se expandan. A la vez, en relación a la próxima Asamblea General de la ONU, apelamos a toda la humanidad que a quien lidera el terror no se le permita hablar y que así se logre corregir lo ocurrido en Durban II”, concluyó Borger.
Argentina sufrió dos atentados terroristas. Uno ocurrió en el año 1992 contra la sede diplomática de Israel en Buenos Aires que dejó un saldo de 29 muertos; y el atentado contra la sede de la AMIA en 1994, que dejó un saldo de 85 muertos.
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