El ahora ministro de Finanzas cambió «puestos» con su antecesor, Silvan Shalom, quien, a su vez, ocupará la silla que Netanyahu deja vacía en el ministerio de Asuntos Exteriores.
A Shalom se lo conoce como un incondicional de Ariel Sharon, con poca experiencia en política exterior, por lo que es poco probable que introduzca cambios en la manera en que Israel maneja la agenda diplomática.
En esta materia, Sharon dijo al parlamento que el problema palestino será manejado «a su debido tiempo» y que tendrían que hacerse «dolorosas concesiones».
La aprobación del nuevo gabinete por parte del parlamento es prácticamente un trámite, pues la coalición del primer ministro representa más de la mitad de la bancada, con 68 diputados de un total de 120.
La coalición de Sharon
Likud: 40 diptuados
Shinui: 15 diputados
PRN: 6 diputados
UN: 7 diputados
La coalición incluye a los partidos Likud, del propio Sharon; Unión Nacional (UN) y Partido Religioso Nacional (PRN), de ultraderecha, y el secularista Shinui (Cambio).
Los ultraortodoxos quedaron fuera del gobierno israelí por primera vez en un cuarto de siglo.
Desde la oposición, el líder del partido Laborista, Amram Mitzna, afirmó que el nuevo gobierno no da «ninguna posibilidad de avances en el proceso de paz, lo que significa que persistirán las desgracias económicas».
«Pensamos que Ariel Sharón podría ser un De Gaulle, pero estábamos equivocados», agregó.