Israel vive este martes una jornada electoral relativamente tranquila, aunque no exenta de tensiones tanto en el plano interno como en el conflicto con los palestinos, que preocupa sobremanera a la población en general.
Más de 4.700.000 ciudadanos con derecho a voto han podido participar en las elecciones, optando en los 8.000 colegios electorales abiertos en todo el país entre el mosaico de 26 partidos que se postularon.
Cuando habían transcurrido nueve horas desde la apertura de los colegios, sólo el 45% se había acercado a las urnas, uno de los índices más bajos registrados en ese lapso desde la fundación del Estado.
Si bien en ese momento faltaban aún seis horas para el cierre de las urnas, el juez supremo Michael Heshin, presidente de la Comisión Electoral Central, se manifestó preocupado por el porcentaje de votantes y dijo que «sería buena idea imponer una multa a quien no se presenta a votar».
El presidente de Israel, Moshe Katzav, exhortó a la ciudadanía a votar «para influir en su futuro y el del país», advirtiendo que «es importante que la voluntad verdadera del pueblo se exprese en la práctica y que el mandato que reciban los gobernantes electos refleje realmente la voluntad popular».