‘Desde que fueron destruidas las dos grandes sinagogas, desapareció la semblanza judía del horizonte de Jerusalén’, se lamenta el alcalde en declaraciones que hace hoy al diario Yediot Aharonot.
Y es que debido a que el Muro de los Lamentos, el lugar más sagrado para el judaísmo está en la parte baja de la ciudadela, en todas las vistas panorámicas de la ciudad resaltan únicamente las mezquitas del Domo de la Roca y de Al-Aksa, así como las iglesias cristianas.
Según Lupoliansky, en el pasado las dos sinagogas tenían una altura suficiente como para sobresalir en la línea del horizonte, dándole a Jerusalén un carácter también judío.
El objetivo del alcalde y de la Sociedad para el Desarrollo de la Ciudad Antigua de Jerusalén es reconstruir ambos templos, uno de ellos con su altura original de 27 metros, la misma que tiene la mezquita del Domo de la Roca.
Las dos sinagogas están en el barrio judío de la ciudadela, y hasta ahora el espacio era preservado como restos arqueológicos.
El proyecto costará a la ciudad unos 60 millones de shékels, es decir unos 14 millones de dólares.