Itongadol.- La Fiscalía General del Estado acusa a dos colonos del asentamiento ilegal de Givat Ronen, en Cisjordania, de terrorismo, lesiones con agravantes y daños contra la propiedad por motivos racistas, entre otros cargos, una medida poco habitual que refleja la creciente presión internacional para que los extremistas rindan cuentas por los ataques contra palestinos.
La acusación se presentó por un incidente ocurrido en Givat Ronen en agosto, en el que cinco ciudadanos árabes israelíes fueron agredidos, amenazados y agredidos verbalmente por los dos sospechosos tras entrar por error en el asentamiento ilegal.
David Hasdai, conocido colono extremista sancionado por Estados Unidos en febrero, fue acusado de perpetrar un acto de terrorismo, lesiones corporales con agravantes, incendio provocado y daños a un vehículo y a la propiedad por motivos racistas.
Yaakov Goelman está acusado de causar daños deliberados a la propiedad con motivación racista, y chantaje mediante amenazas con motivación racista.
El 9 de agosto, Lamis al-Jaer, residente en la localidad beduina de Rahat, en el sur de Israel, se dirigió por error a Givat Ronen, en el norte de Cisjordania, con su hija de 2 años y otras tres mujeres de su familia en el coche.
Hasdai y otras personas persiguieron el vehículo y empezaron a lanzar piedras y rocas contra el coche de al-Jaer, rompiendo el parabrisas e hiriendo a las mujeres que iban dentro, según la acusación. Finalmente escaparon del coche y huyeron a pie, hasta que fueron rescatadas por las fuerzas de seguridad israelíes.
Los colonos incendiaron el coche, mientras Goelman gritaba a las mujeres «Debéis de ser de Gaza» y «Fuisteis felices el 7 de octubre». A continuación robó el teléfono de una de las mujeres, llamó a su abuela y amenazó con matar a su nieta, según la acusación.
Las acusaciones por violencia de los colonos son raras, especialmente cuando se trata de víctimas palestinas. En julio, el Tribunal Superior de Justicia señaló que de 231 investigaciones policiales abiertas o concluidas sobre violencia de colonos en el distrito de Judea, en el sur de Cisjordania, no se había presentado ni una sola acusación desde noviembre del año pasado.