AJN/Itongadol.- Con los israelíes listos para regresar a las urnas por quinta vez en los últimos tres años y medio, la opinión pública está dividida con respecto a cómo ve la situación.
El primer ministro Naftali Bennett y el primer ministro suplente Yair Lapid anunciaron el lunes que disolverían la Knesset. Un proyecto de ley que conduciría a su disolución pasó su lectura inicial con una votación de 110-0 el miércoles.
Como parte de su acuerdo de coalición, Bennett renunciará a su papel como primer ministro y Lapid se desempeñará como primer ministro interino hasta que se forme una nueva coalición después de las próximas elecciones. Es probable que los israelíes voten el 25 de octubre, con base en un consenso entre la coalición y la oposición.
“Estoy feliz de que vayamos a elecciones. Espero que Netanyahu sea elegido nuevamente”, dijo Yael, una nueva inmigrante de París, Francia. “Creo que está más orientado a la acción que todos los demás”.
Mientras tanto, otros se han cansado de la frecuencia de las elecciones.
“Por lo general, soy votante, pero opté por no participar en una de las últimas cuatro [elecciones] porque estaba muy cansada”, explicó Sharon, una nativa de Nueva Jersey que emigró a Israel con su familia cuando tenía seis años.
Además del costo que las elecciones les han cobrado a los ciudadanos, la cantidad de elecciones celebradas en los últimos tres años y medio ha tenido implicancias en la forma en que la gente de todo el mundo ve a Israel, según Jack, un ciudadano estadounidense que visita a su familia en Israel.
“La gente está descontenta porque hay que reformar el gobierno”, dijo. “Tenemos una nueva elección y no sabés lo que vas a obtener. ¿Cómo se ve eso en el mundo?»
“Creo que no necesitan un sistema bipartidista porque eso no es suficiente, pero ciertamente deberían reducirlo un poco. Es difícil porque tenemos un país democrático pero no tenemos la división entre religión y Estado. Necesita reducir lps partidos, pero, de nuevo, Israel es el Estado judío, por lo que la religión debe tener algo que decir, pero, ¿hasta qué punto? Son muchas preguntas que responder”, explicó Jack.
David Levine, otro votante, discutió la dificultad de implementar un nuevo sistema electoral que conduciría a elecciones menos frecuentes.
“Si hay algo que realmente funcionaría, entonces [lo apoyaría], pero no voy a presionar por un cambio que cualquiera quiera hacer porque tiene que hacerse con mucho cuidado”, dijo David.
Que los resultados de las elecciones a la Knesset se determinen a través de un sistema proporcional sin duda contribuyó a la lucha por formar coaliciones duraderas. Sin embargo, algunos votantes discreparon con los propios políticos más que con el sistema en el que se ven obligados a trabajar.
“Voy a votar, pero creo que el gobierno se está burlando de sus ciudadanos al tener tantas elecciones. ¿Cómo podemos confiar en que nuestro voto marque la diferencia si ha habido tantas elecciones en los últimos dos años?”, preguntó Jo, un soldado solitario de Niza, Francia. “En este punto, ni siquiera se puede contar como una democracia. El gobierno está actuando como niños que no pueden ponerse de acuerdo sobre una solución que ayude al país”.
Itamar, otro soldado de las FDI, cree que una reestructuración completa de la Knesset será más efectiva para abordar las necesidades de los ciudadanos israelíes.
“Si llegan nuevas personas al poder, en lugar de ir en círculos con los mismos políticos que hemos tenido durante años, tal vez podamos encontrar una mejor solución”, dijo Itamar.
La desilusión que muchos ciudadanos han adoptado como resultado de la agitación gubernamental ha llevado a algunos ciudadanos a buscar otras vías a través de las cuales pueden mejorar la sociedad.
“En general, la necesidad de elegir otro primer ministro y otro gobierno me hace tener más fe en la política a pequeña escala, más en mi comunidad”, reflexionó Sharon. “Invierto mucha más energía en mis vecinos y mis amigos que antes y veo que es el lugar donde puedo hacer un cambio en mi realidad más que en la votación”.