Itongadol.- Las fuerzas de seguridad israelíes anunciaron que habían detenido a varios residentes de Jerusalem sospechosos de estar implicados en los atentados de la semana pasada en Jerusalem.
Dos israelíes murieron al detonar desde lejos artefactos explosivos colocados en una parada de autobús, y otro medio tras la detonación de otro artefacto. Otras 25 personas resultaron heridas en las explosiones.
Los sospechosos fueron los primeros en ser detenidos desde el atentado que sacudió la capital, mientras las fuerzas de seguridad realizaban una masiva persecución de los autores.
Aryeh Shchupak, un joven de 16 años, y Tadesa Tashuma, de 50 años y padre de seis hijos, murieron en las explosiones de Jerusalem.
Las búsquedas se basaron en la recopilación de datos de inteligencia y se vieron envueltas en la preocupación de que fueran inminentes más atentados, ya que los terroristas intentaron huir.
Después de un ataque mortal en un puesto de control en Jerusalem el mes pasado, el pistolero, residente en el campo de refugiados de Shuafat, en Jerusalem, estuvo en fuga durante 12 días antes de intentar otro ataque que llevó a las tropas hasta él.
Se recogieron imágenes de cámaras de vigilancia de decenas de zonas de Jerusalem, en un esfuerzo por detectar la ruta de escape de los atacantes. Se creó una sala de guerra en el Shin Bet, dedicada específicamente a la caza del hombre, con la expectativa de que, a medida que se reunía información, los terroristas pudieran cometer un error que facilitara su captura.
Las fuerzas de seguridad de Israel creían que los terroristas no estaban directamente afiliados a ninguna organización conocida, pero estaban bien familiarizados con los lugares elegidos para sus artefactos explosivos, y esperaban a grandes multitudes en las paradas de autobús antes de detonar sus bombas.
Los artefactos eran de pequeño tamaño y la mayoría de las lesiones fueron causadas por su metralla, que incluía clavos