Itongadol.- Las autoridades penitenciarias entraron en máxima alerta el martes tras la muerte de Khader Adnan, que había estado en huelga de hambre desde su detención el pasado febrero. Manifestantes marcharon en Yenín y otros se enfrentaron a las fuerzas en Hebrón, mientras los palestinos acusaban a Israel de ser el responsable.
Adnan, alto operativo de la Yihad Islámica en la ciudad cisjordana de Yenín, fue hallado inconsciente en el suelo de su celda a primera hora de la mañana y trasladado de urgencia al hospital, donde lo declararon muerto.
Ante el temor de que se produjeran disturbios en la prisión, las autoridades elevaron el nivel de alerta de seguridad al máximo y aumentaron el despliegue de tropas para hacer frente a cualquier eventualidad, especialmente en los pabellones donde se encontraban los presos de la Yihad Islámica.
Las celdas permanecieron cerradas y el personal de la prisión se preparaba para que se encendieran fuegos, los guardias fueran atacados y más presos anunciaran que también se declaraban en huelga de hambre. Hasta ahora no se ha informado de ningún incidente.
El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, dijo que se había reunido con la jefa de la Autoridad Penitenciaria, Katty Shitrit, a primera hora del día para discutir las medidas que debían tomarse.
El ministro dio instrucciones a Shitrit para que informara a los «terroristas detenidos en prisiones israelíes» de que, si inician una huelga de hambre o se amotinan, perderán algunas de las condiciones que se les han concedido.
«Mis instrucciones a las autoridades penitenciarias son que apliquen una política de tolerancia cero», dijo Ben Gvir. «Si los presos optan por la violencia, deben ser tratados con decisión», añadió.
En una vista judicial celebrada el jueves, un juez militar dijo que Adnan debe asumir la responsabilidad por las posibles repercusiones en su salud, después de que se negara a recibir intervención médica durante su huelga de hambre.
«Una sociedad normal no puede ser rehén de una persona que amenaza con hacerse daño a sí misma si no se satisfacen sus demandas», dijo el juez durante la apelación de Adnan a su detención.
Añadió que no le habían presentado ningún dictamen médico que indicara que el preso se encontraba en peligro de muerte. «Pedimos al preso que abandone su huelga de hambre y lleve a cabo una defensa efectiva para que podamos alcanzar la mejor resolución judicial en el menor tiempo posible», dijo el juez.
A primera hora del martes, facciones palestinas de Gaza dispararon cohetes contra Israel, que cayeron en campo abierto y no causaron heridos. Las IDF lanzaron fuego de mortero en respuesta.
Khader Adnan, fue detenido el pasado mes de febrero en Yenín e inició una huelga de hambre que duró 86 días antes de desplomarse en su celda. Según las autoridades penitenciarias, su muerte se anunció después de que lo encontraran inconsciente y lo llevaran de urgencia a un hospital cercano.
Residente en la ciudad cisjordana de Yenín, Adnana fue detenido por las fuerzas de seguridad como sospechoso de actividades terroristas e incitación al terror. Era su decimotercera detención y su décimo encarcelamiento y, como ya había hecho anteriormente, se puso inmediatamente en huelga de hambre y rechazó cualquier intervención médica.
En 2015, Adnan permaneció 56 días en huelga de hambre para presionar a las autoridades a que lo pusieran en libertad y había instado a otros presos a hacer lo mismo.
El pasado febrero, Hisham Abu Hawash, también miembro del grupo terrorista PIJ, puso fin a una huelga de hambre de 140 días, en protesta por su detención administrativa, después de que Israel accediera a liberarlo en el plazo de un mes.
El primer ministro palestino, Mohammad Shtayyeh, declaró en un comunicado que la muerte de Adnan era un día triste para los palestinos.
«La ocupación, las autoridades penitenciarias y los tribunales cometieron un crimen contra él, se negaron a liberarlo y lo descuidaron médicamente en su régimen de aislamiento», declaró Shtayyeh.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, un observatorio de la guerra con sede en el Reino Unido, el ataque tuvo como objetivo y destruyó depósitos de armas de Hezbolá. Además, el ataque se habría llevado a cabo desde el aire sobre territorio libanés. También habrían sido atacados varios camiones que transportaban municiones.
Este ataque se produce antes de la esperada visita a Siria, el miércoles, del presidente iraní, Ebrahim Raisi, la primera de un dirigente iraní en 13 años.