ItonGadol.-El primer ministro Benjamin Netanyahu ganó el lunes una pluralidad de nominaciones por parte de sus colegas legisladores para formar el próximo gobierno y potencialmente mantener su puesto.
El presidente del Likud se convirtió en el probable precursor después de que el partido Nueva Esperanza, aliado convertido en enemigo Gideon Saar, decidiera abstenerse y no recomendar ningún candidato a primer ministro al presidente Reuven Rivlin, asegurando así que el primer ministro Benjamin Netanyahu tenga la mayoría de los respaldos.
Netanyahu recibió 52 votos, mientras que el líder de Yesh Atid, Yair Lapid, tuvo 45 y el jefe de Yamina, Naftali Bennett, siete.
Netanyahu ha sido respaldado por su propio Partido Likud (30 votos) y su bloque electoral de derecha, constituido por los partidos ultraortodoxos Shas (9) y United Torah Judaism (7) y la Alianza Religiosa Sionista (6).
Lapid fue respaldado por su propio partido (17), Azul y Blanco (8), Yisrael Beitenu (7), Laborista (7) y Meretz (6).
Bennett fue respaldado por su propio partido también, que tiene siete bancas en la próxima Knesset.
Los partidos árabes Ra’am (4) y Lista Conjunta (6) se unieron a Nueva Esperanza(6) para negarse a respaldar a un candidato.
En su primera declaración pública desde las elecciones del 23 de marzo, Lapid dijo que le ofreció a Naftali Bennett formar un gobierno de manera rotativa con el líder de Yamina primero para servir como Primer Ministro.
Instó a sus socios potenciales a mantenerse firmes contra los intentos de Benjamin Netanyahu de desmantelar sus partidos para obtener la mayoría que necesita.
«[Netanyahu] no tiene gobierno, no tiene mayoría, está en deuda con los extremistas. Este es un juego largo, el ganador será el que esté lo suficientemente decidido, lo suficientemente paciente y centrado en sus objetivos», dijo.
«Nunca ha habido una batalla política más justa y solo terminará con nuestra victoria».
Anteriormente, los representantes de Nueva Esperanza solicitaron al presidente Rivlin que negociara un acuerdo de reparto de poder entre Lapid y Bennett.
El presidente rechazó la propuesta, calificando tal movimiento como una «intervención política».