AJN/Itongadol (Por Nir Dvori/N12).- La zona de Rafah es, en la práctica, el último bastión del «Gran Hamás» del que las FDI aún no se han ocupado y allí hay tres o cuatro batallones de la organización terrorista. La singularidad que tiene es su ubicación geográfica, que es adyacente a la frontera con Egipto. En Rafah existe hace años una tradicional industria de contrabando e Israel tendrá que lidiar tanto con ello como con los terroristas de allí. El gran desafío: establecer una nueva realidad en el corredor Filadelfia, con la frontera protegida lo más herméticamente posible.
Otro tema que es necesario abordar es la corrupción de los funcionarios de tránsito. Los egipcios temen que una operación militar israelí cree una presión que provoque que masas de refugiados irrumpan en su territorio; por lo tanto, debido a la proximidad al cruce de Rafah, la operación debe realizarse en coordinación con ellos.
Según las estimaciones, actualmente hay alrededor de 1,3 millones de personas en Rafah y para Israel esta es una realidad en la que es muy difícil operar. Por lo tanto, si llegara la orden de empezar a actuar, Israel tendría que intentar de diferentes maneras mantener a los residentes alejados de allí.
La maniobra en Khan Yunis se lleva a cabo desde hace aproximadamente un mes y medio, simultáneamente por encima y por debajo de la superficie, una forma de combate que se lleva a cabo por primera vez en la historia de las guerras. Los ataques en esta zona no cesan y solo se intensificarán, y en los próximos días llegaremos a zonas donde aún no hemos operado.
Las fuerzas de seguridad estiman que necesitarán algunas semanas más para completar la operación en la superficie. El ataque al oeste de la ciudad se intensificó hoy, se informó. Tres de los cuatro batallones de la ciudad han sido disueltos y los combates contra el último batallón continúan. De hecho, los batallones del Norte y del Este están derrotados y no funcionan en absoluto.
Las FDI están luchando contra la capacidad de Hamás para prepararse y fortalecerse, y el objetivo sigue siendo el mismo: dominar a la Brigada Khan Yunis y devolver a los secuestrados a casa.
Bajo tierra, el progreso es mucho más lento. El ejército entra en los túneles, descubre dónde estuvieron los rehenes y luego mapea y destruye el lugar. El progreso es lento y cauteloso tanto por seguridad de nuestras fuerzas como por seguridad de los secuestrados.
Las dimensiones del sistema subterráneo existente en Khan Yunis son una especie de milagro negativo. La cantidad de recursos y tiempo invertidos en él es inimaginable. No importa qué tan profundo lleguen las fuerzas, encontrarán algo más bajo tierra. Las FDI logran atacar al enemigo que se esconde allí, llegar a las mismas trincheras de combate y al túnel táctico y estratégico de Hamás, y destruir esas infraestructuras.
Sin embargo, en esa zona hay decenas de kilómetros de túneles subterráneos, las bocas son anchas y están por todas partes, incluso en jardines de infantes y escuelas, y pasará mucho tiempo hasta que toda la infraestructura sea destruida. No hay ciudadano en Khan Yunis que no conozca este sistema.