Itongadol.- Al menos 11 policías iraníes murieron en un atentado reivindicado por los yihadistas contra una comisaría en la provincia suroriental de Sistán-Baluchistán, declaró el viernes un responsable a la televisión estatal.
«En el ataque terrorista contra la sede de la policía en la ciudad de Rask, murieron 11 policías y otros resultaron heridos», declaró Alireza Marhamati, vicegobernador de la provincia.
Varios asaltantes también murieron en un tiroteo que se produjo con las fuerzas de seguridad, informó el canal de televisión.
El atentado, que se produjo hacia medianoche, fue uno de los más mortíferos de los últimos años en la región, próxima a la frontera iraní con Afganistán y Pakistán.
Fue reivindicado por el grupo yihadista suní Jaish al-Adl (Ejército de la Justicia), según el informe de la televisión. Jaish al-Adl se formó en 2012 y está en la lista negra de Irán como grupo «terrorista».
En los disturbios de la empobrecida provincia de Sistán-Baluchistán, fronteriza también con Afganistán, han participado bandas de narcotraficantes, rebeldes de la minoría baluchi y extremistas musulmanes suníes.
Ya se habían producido atentados similares, como el del 23 de julio, en el que murieron cuatro policías mientras patrullaban.
Dos semanas después, dos policías y cuatro asaltantes murieron en un tiroteo en la provincia reivindicado por el grupo Jaish al-Adl.
En mayo, cinco guardias fronterizos iraníes murieron en enfrentamientos con un grupo armado en Saravan, al sureste de Zahedan, capital provincial de Sistán-Baluchistán.
Los medios de comunicación estatales informaron entonces de que el ataque había sido perpetrado por «un grupo terrorista que pretendía infiltrarse en el país», pero cuyos miembros «huyeron del lugar tras sufrir heridas».
A finales de mayo, la agencia oficial de noticias iraní IRNA citó a un oficial de policía, Qassem Rezaee, diciendo que «fuerzas talibanes» habían disparado contra una comisaría iraní en Sistán-Baluchistán, una región asolada por la sequía que también limita con Afganistán. Los dos países se disputan los derechos sobre el agua.
Zahedan, una de las pocas ciudades de mayoría suní en Irán, de mayoría chií, fue también escenario de protestas mortales que duraron meses y estallaron en septiembre del año pasado por la presunta violación de una adolescente a manos de un agente de policía.