Itongadol/AJN.- Este año Marcha por la Vida, uno de los eventos más destacados a nivel mundial para conmemorar el Día Internacional del Recuerdo del Holocausto, tendrá su 35 aniversario con unos 10 mil participantes de más de 25 países que recorrerán las vías del tren del campo de concentración de Auschwitz a Birkenau. En ese marco, y a 80 años del Levantamiento del Gueto de Varsovia, la Agencia AJN entrevistó a Baruch Adler, cofundador de Marcha por la Vida e hijo de un sobreviviente de la Shoá, que insistió en la necesidad de continuar con la enseñanza de una de las tragedias más grandes de la humanidad.
-¿Cuál es el sentimiento más profundo que siente cuando ve a la distancia lo que se ha logrado con Marcha por la Vida?
– Marcha por la Vida y toda la educación relacionada con el Holocausto para mí es un deber, algo de lo que me siento completamente obligado y no puedo pensar en vivir sin dedicar tanto tiempo como tenga para esa meta. Es cierto que hemos logrado, como institución educativa, mucha envergadura, importancia y andamiaje, y estamos orgullosos, especialmente de lo que está pasando en el Cono Sur, en Argentina, en Brasil, sobre todo en Argentina donde hay año tras año muchísimos participantes.
-¿Cuánta gente participó en las primeras Marchas y en las últimas?
-La primera Marcha, en la que yo participe, éramos alrededor de 1.200 personas, gran parte de ellos israelíes y algunos que vinieron de Miami y de otros lugares de Estados Unidos; muy pocos de algunos lugares europeos, inclusive varios que vivían ya en Israel. A medida que pasaron los años, los números fueron duplicándose, y 16 años más tarde fueron las Marchas más grandes, la de mayor cantidad tuvo 18.000 personas, no recuerdo si la del 2005 o 2008, y después se estabilizó más o menos en alrededor de las 10.000 personas que incluyen varios miles de personas jóvenes en su gran mayoría no judíos de Polonia, la ex Checoslovaquia, y de otros países limítrofes. A nosotros nos interesa mucho y nos parece excelente que ese tipo de juventud: boy scouts, y no solo boy scouts de esos países participen. También hay profesores y maestros que participan año tras año, lo que nos da una profunda satisfacción.
– Usted mencionó el tema educación de la Shoá, y en muchos países se está comenzando a educar sobre la Shoá, ¿cuál es su visión?
-Se trata de algo muy positivo, pero desgraciadamente no lo suficientemente aplicado y no dando los resultados que tendría que dar. Se han publicado encuestas en los últimos años con resultados muy desafiantes y muy tristes: que gran parte de la juventud en muchísimos países occidentales, y orientales también, apenas saben de qué se trata los nombres como Auschwitz o Eichmann o Majdanek, Treblinka u otras cosas que son el ABC del Holocausto. Está bien que varios países estén tomando esas medidas pero quisiera que sean muchos más. En Estados Unidos, por ejemplo, son relativamente pocos los estados que lo han hecho, se necesitan que sean todos, y ni que hablar en países con una problemática del antisemitismo mayor. En Europa los países que estaban detrás de la “Cortina” donde todo lo que está relacionado con el antisemitismo tiene raíces muy profundas históricas, religiosas, etc. Es un paso adelante pero hay muchos más que dar.
-¿Quiénes están participando actualmente en Marcha?
-Muchos grupos de jóvenes y también mayores están viajando a conocer los campamentos, los campos de concentración y de exterminio. Es una realidad que pensábamos que podía existir: grupos de gente de Polonia, de Alemania y del Lejano Oriente; japoneses y coreanos, si bien los coreanos no tienen nada que ver con el Holocausto, pero la conciencia humana de todas maneras los llama a considerarse parte de aquellos que sienten culpa. Y así es que en todas las Marchas uno ve un contingente de coreanos, que están parados con carteles, pueden ser cientos de carteles que dicen: ‘señores judíos perdón’, ‘señores judíos nosotros nos sentimos culpables, ustedes tienen todo el derecho de la vida a pensar que son sagrados y después de lo que han pasado’. Unas frases que a uno les parece serán reales, cierto está escrito. En una dimensión un poquito menor, también pasa eso con grupos de generaciones jóvenes de alemanes. En las generaciones mayores, algunos estaban muy involucrados, otros menos, pero quien más que menos eran todos ciudadanos del Reich en la época de los ’30 y los ’40. Claro hay muchos que les lleva eso a tomar parte de la culpa y conciencia de lo que los antepasados vieron, hicieron o vivieron. Lo viví también yo una vez en Budapest que había un grupo muy grande, preparándonos para la Marcha con un grupo de húngaros que íbamos a viajar juntos a Polonia. En la ciudad de Budapest encontramos un contingente alemán, gente de los veinte y algo y los cuarenta y algo, todos segunda generación o tercera generación de gente involucrada.
-Ver que el Gueto de Varsovia estaba en el centro de la ciudad impacta…
-Sí, y más aún, en el año 1986, la primera vez que yo viajé estaba mantenido todo por el régimen comunista, por la pobreza del pueblo polaco en esos años, que apenas habían pasado treinta y algo de años de la guerra y que los había conservado un poco como en un congelador, todo estaba allí, como los alemanes los habían batido y echado ahí nomas y estaba todo.