Itongadol.- (Por Sergio Rubin – Clarín) El actual embajador argentino en Israel se expresa en esta charla con Clarín sobre la relación entre religión y política y la posición de nuestro país en el conflicto en Medio Oriente.
Hay quienes dentro de la colectividad temen que si a Milei le va mal eso podría repercutir negativamente en la consideración de sus miembros. ¿Qué piensa?
-Por lo pronto hay que decir que la comunidad judía es tan amplia que siempre habrá opiniones diversas. Que un sector pensara así y otro de manera contraria no me sorprendería; sería natural. No me detendría en eso. Si la llegada de una persona que estudia la espiritualidad judía a la presidencia me lleva a decir que eso no fue producto de un lobby. Nadie lo estuvo maquinando desde otro país. No se trató de algo artificial. Por otra parte, el mundo se esta polarizando mucho. Y hay momentos en que uno no puede abstenerse como por ejemplo frente al atentado a las Torres Gemelas o ante los dos que sufrimos en la Argentina o el ataque terrorista perpetrado por Hamas el 7 de octubre. Entiendo que el Presidente está tomando una decisión de estar de un lado y que con ello expone más al judaísmo. Si, es un riesgo. ¿Pero qué es preferible? ¿Esto? ¿O un régimen aliado con países terroristas?
Usted debe tener una posición muy definida ante la controversia que suscita la ofensiva de las fuerzas israelíes en Gaza por la afectación a la población civil…
-El Presidente tiene una política exterior clara. Normalmente, un embajador sigue la posición del gobierno. En mi caso, voy a ser fiel a lo que el Presidente considere. Por otra parte, en la sociedad israelí hay discusiones, divisiones sobre el conflicto. Hay muchos que dicen que hay que buscar la paz con la fórmula de los dos Estados como meta y hay muchos también que dicen que la única forma de lograr la paz es luchando contra el terror. Hay muchas posiciones. ¿En relación a qué posición podrían acusarme de ser parcial? Mi misión es representar y beneficiar a la Argentina y seguir las indicaciones del presidente. Si el presidente fuese otro y tuviera una diferencia moral, no aceptaría el cargo como embajador en Israel o en cualquier otro país. Diría más: el hecho de que conozca la cultura, el idioma y la idiosincracia de Israel creo que es un beneficio para la relación bilateral.
-¿Será trasladada la sede de la embajada argentina a Jerusalén?
-En primer lugar es importante aclarar y destacar que siempre se habló de Jerusalén Occidental. En segundo lugar, me parece importante remontarnos al origen de esta idea. No fue solo una declaración presidencial, sino que fue parte de las promesas de campaña como parte de una estrategia mayor de política exterior en la que se pone el foco en la alianza con la única democracia libre en Medio Oriente, demostrando el compromiso con los valores de la libertad y la democracia del presidente. De todas maneras, es de público conocimiento la situación compleja y difícil por la que está atravesando la región, con lo cual la concreción de esta propuesta se evaluará en su debido momento cuando estén dadas las condiciones óptimas y sin que eso dañe los intereses de nuestro país.
-La DAIA dice que las expresiones antisemitas a través de internet en el país crecieron un 300 % desde el ataque terrorista del 7 de octubre…
-El 7 de octubre fue un ataque terrorista que apuntaba a violar, a degollar civiles. ¿Fue una guerra? No, fue un ataque terrorista. ¿Por qué decimos que un Estado no es terrorista? Un argumento muy bueno, básico diría, es porque su objetivo no es dañar civiles. Lo contrario o convierte en un Estado terrorista. En la Segunda Guerra Mundial murieron civiles, pero como efecto secundario. Por eso, es importante decir que Hamas es una organización terrorista que cometió un acto terrorista. Porque me parece que hay una estrategia de propaganda de las organizaciones terroristas que quieren mostrar que el terrorista en víctima y que la víctima se convierte en terrorista. Lo cual promueve un sentimiento antisemita en diferentes partes del mundo. Más allá de expresiones puntuales repudiables, en la Argentina estamos en una especie de oasis de paz y de entendimiento interreligioso e intercultural que me enorgullece.