Itongadol/Agencia AJN.- La televisión estatal iraní confirmó esta mañana que el jefe de la Guardia Revolucionaria, el general Hossein Salami, murió en los ataques israelíes.
Salami era el jefe de uno de los centros más poderosos del país y su muerte supuso un duro golpe para el asediado liderazgo iraní, que ha sufrido una serie de reveses en los últimos 20 meses de guerra y disturbios en Medio Oriente.
Salami llegó al poder hace seis años y tenía un historial de amenazas a Estados Unidos e Israel.
La Guardia Revolucionaria iraní se creó tras la Revolución Islámica de 1979. Desde su creación, ha evolucionado de una fuerza paramilitar de seguridad nacional a una fuerza transnacional que ha ayudado a los aliados de Teherán en Medio Oriente, desde Siria y el Líbano hasta Irak.
Opera en paralelo con las fuerzas armadas existentes del país. Controla el arsenal de misiles balísticos de Irán, que ha utilizado para atacar a Israel en dos ocasiones durante la guerra contra Hamás en la Franja de Gaza.
Salami, de 65 años, fue nombrado jefe de la Guardia Revolucionaria en 2019 por el líder supremo del país, el ayatolá Alí Jamenei.
El nombramiento se produjo tras la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, durante su primer mandato, de retirar a Estados Unidos del acuerdo nuclear internacional con Irán y restablecer las sanciones económicas.
También se produjo tras la designación por parte de Trump de la Guardia Revolucionaria como organización terrorista.
Salami se unió a la Guardia al estallar la sangrienta guerra entre Irán e Irak en la década de 1980. Posteriormente ascendió a comandante de las fuerzas aéreas y se desempeñaba como subcomandante cuando fue nombrado.
Al igual que otros líderes de la Guardia, Salami solía pronunciar discursos con dura retórica hacia Israel. En un discurso de 2016, afirmó que existía un “terreno fértil” para la “aniquilación, la destrucción y el colapso del régimen sionista”.