AJN/Itongadol.- Unas 500 personas, que viajan en un convoy de automóviles, se dirigen desde un hotel cerca de Jerusalem a Shlomit, una comunidad cerca de la Franja de Gaza cuyas 82 familias fueron evacuadas el 7 de octubre.
La población de Shlomit “tiene miedos y preocupaciones sobre la seguridad, pero también está eufórica por regresar”, dijo por teléfono Yitzhak Elnekaveh, de 38 años y padre de cinco hijos, a The Times of Israel.
Shlomit es una de varias comunidades evacuadas que han regresado al Sur en las últimas semanas.
Elnekaveh dijo que le preocupa la perspectiva de una retirada de las FDI de Gaza, que teme dejaría a Shlomit y otras comunidades de la zona vulnerables a otro ataque del grupo terrorista palestino Hamás.
“Solo una presencia permanente, militar o de otro tipo, en la Franja de Gaza puede garantizar la seguridad aquí”, dijo Elnekaveh, un productor de lechuga cuya familia está entre las 18 familias fundadoras de Shlomit, una aldea sionista-religiosa establecida en 2010 a 6,5 kilómetros de Gaza.
Shlomit tiene ahora 15 huérfanos, hijos de cuatro de sus miembros que murieron luchando contra terroristas en la vecina Pri Gan.
Algunas casas de Shlomit requieren restauración tras los impactos de cohetes desde Gaza, dijo Elnekaveh, estimando que se necesitarán meses para reparar los daños.
Se espera que esta semana el gobierno extienda la elegibilidad de los evacuados para alojamiento financiado por el Estado, aunque potencialmente a expensas de los beneficios ofrecidos a los retornados.
El 1° de febrero, el Comando del Frente Interior de las FDI alivió las restricciones para la mayoría de las comunidades cercanas a Gaza.
A partir de esa noche se permitieron reuniones de hasta 100 personas al aire libre y 300 personas en interiores en comunidades dentro de un radio de siete kilómetros de la Franja, aunque quedaron excluidas las 10 comunidades más cercanas a Gaza.
Se permitió el funcionamiento de las escuelas siempre que tuvieran un refugio antiaéreo adecuado.
Las FDI dijeron que la nueva política tenía como objetivo encontrar un «equilibrio entre salvar vidas y mantener la rutina en un entorno de emergencia».
En 10 comunidades (Nirim, Kerem Shalom, Nir Oz, Kissufim, Ein Hashlosha, Sufa, Holit, Netiv Haasara, Kfar Aza y Nahal Oz) se mantuvieron instrucciones más estrictas, incluida la limitación de las reuniones al aire libre a 50 participantes y las reuniones en interiores a 100 personas.