Itongadol.- Dos semanas y un día después de anunciar que despediría al ministro de Defensa Yoav Gallant, el primer ministro Netanyahu convocó una conferencia de prensa especial esta semana para proclamar que en realidad no lo haría.
En el ínterin, se desató el infierno, empezando por un estallido espontáneo de protestas masivas contra el despido de Gallant, que precipitó una dramática congelación de última hora de la revisión judicial del gobierno, y culminando en el desafío de seguridad más peligroso al que se enfrentó Israel en muchos años.
Durante 15 días, Netanyahu mantuvo a su ministro de Defensa en el aire, exigiendo disculpas públicas y promesas de lealtad como condiciones previas para que Gallant mantuviera su puesto.
Incluso cuando la escalada de seguridad ya estaba en marcha, el primer ministro se limitó a anunciar una «suspensión» del despido, dejando de hecho a Gallant a prueba.
Pero dado que los atentados terroristas perpetrados en varios frentes durante las vacaciones de Pascua cumplieron trágicamente la advertencia pública del ministro de Defensa de que existía una «amenaza clara, inmediata y tangible» que obligaba a retrasar el bombardeo judicial divisivo -que provocó su destitución en primer lugar-, Netanyahu no tuvo más remedio que dar marcha atrás, abandonar sus condiciones previas y decir al público que el ministro de Defensa seguiría en su puesto.
Yoav Gallant. (Marc Israel Sellem/The Jerusalem Post) (Crédito: MARC ISRAEL SELLEM/THE JERUSALEM POST).
«Respecto al ministro de Defensa», dijo Netanyahu al anunciar despreocupadamente el destino de Gallant el lunes por la noche, enterrando el titular al final de su discurso, sólo después de intentar aplacar a su base política con una tradicional sarta de tergiversaciones, calumnias y renuncias.
El primer ministro acusó al gobierno anterior, a la oposición y a los reservistas de las IDF de envalentonar a los enemigos de Israel y de destruir su capacidad de disuasión.
Netanyahu tampoco asumió responsabilidad alguna por las profundas crisis internas y externas que su gobierno precipitó en sólo 100 días.
El primer ministro ni siquiera informó con antelación a Gallant sobre el anuncio de carrera que estaba a punto de hacer, ya que serviría como un claro reconocimiento de que había cometido un error.
Pero dos semanas y media después de que Gallant diera la voz de alarma a la nación y advirtiera de retos y amenazas sin precedentes, Netanyahu convocó una conferencia de prensa para abordar su realización, admitiendo, en efecto, que el ministro de Defensa tenía razón en cada palabra.
Fuente: The Jerusalem Post.
Autora: Tal Shalev.