Agencia AJN.- Desde todo el espectro político israelí se intensifican las críticas al primer ministro Binyamin Netanyahu por sus dichos y acciones de las últimas 24 horas. Están quienes lo critican por haber anunciado un acuerdo con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, del que sólo tuvo noticia y fue partícipe el ministro del Interior, Arieh Deri. En la vereda de enfrente, están quienes le reclaman haberse replegado cuando decidió que congelaba el acuerdo y no son pocos los que tratan de sacar partido político de esta compleja situación.
Diez horas y un zigzag
Netanyahu escribió un mensaje en su cuenta de Facebook en el que presentaba esa fórmula para resolver el problema de los inmigrantes ilegales y la difícil situación de la zona sur de Tel Aviv, donde desde hace años se concentran la mayoría de los expatriados en Israel. El mandatario justificó en su mensaje que ésa era “la mejor opción” a la que se podía aspirar.
Junto con los festejos de los directamente implicados, las organizaciones no gubernamentales y los partidos de izquierda, se registró una andanada de duras críticas contra el primer ministro, que provenía principalmente desde el ala extrema derecha de su coalición de gobierno.
Incluso la ministra de Cultura, Miri Reguev – aliada y defensora de Netanyahu de forma incondicional y hasta por momentos desmesurada – dijo sentirse “preocupada por las concesiones realizadas a costa de los principios de la política de migraciones del gobierno”. La misma Reguev que hace unos años advirtió que los inmigrantes ilegales de África eran un “cáncer en el cuerpo de nuestro país” no pudo contener su crítica, aunque se tratara del propio Netanyahu.
El ministro de Educación y titular del partido Habait Haiehudi (Casa Judía), Naftali Bennett, decía anoche que el acuerdo con la Agencia de la ONU es “una rendición absoluta ante la campaña de mentiras difundidas por la prensa en los últimos meses y convertirá a Israel en un paraíso para inmigrantes ilegales”.
A Bennett se sumaron otros legisladores y ministros de los partidos que componen la coalición que encabeza Netanyahu, y el suyo propio, el Likud.
Segunda ola de críticas, incertidumbre y conmoción política
Poco antes de la medianoche de ayer, el primer ministro Netanyahu anunció – también a través de Facebook – que el acuerdo sobre los inmigrantes africanos quedaba congelado hasta que él pudiera reunirse, en la mañana de hoy, con los representantes de los habitantes del sur de Tel Aviv.
Pero lo cierto es que enviados de Netanyahu se habían reunido con esos mismos representantes apenas unas horas antes y, de todos modos, el repentino cambio generó la segunda ola de reprobación.
El titular del Movimiento Sionista, Avi Gabay, escribió anoche en su cuenta de Twitter: “Esta es una noche triste, embarazosa y, por sobre todo, preocupante. No tenemos ningún motivo para suponer que, en cuestiones de seguridad nacional, el proceso de toma de decisiones del primer ministro es mejor”.
Desde el partido de izquierda Meretz, su flamante presidenta, Tamar Zandberg – que unas horas antes había celebrado la decisión del primer ministro – advirtió: “Netanyahu, en una muestra de cobardía, se rindió ante los más extremistas de la derecha y para hacerlo vuelve a incurrir en incitación contra las organizaciones de la sociedad civil”.
Y en el Likud, el legislador Oren Hazan también cuestionó este zigzag. “Todo parece indicar que el Parlamento y el Gobierno de Israel se han convertido en un ´reality show´. En lugar de hacerlo mediante mensajes telefónicos, como en esos programas, aquí los mensajes en redes sociales fijan las políticas del gobierno”.
“En el futuro se plantearán muchas preguntas sobre el proceso de toma de decisiones y el comportamiento del liderazgo en Israel”.
Finalmente, el primer ministro anunció la cancelación total del acuerdo y asegura que encontrará una solución alternativa. La situación no es prometedora, ni para los inmigrantes ni para Netanyahu.
Los analistas prácticamente coinciden en señalar que toda esta situación pone en evidencia la situación de debilidad en la que se encuentra Binyamin Netanyahu. Acosado por las investigaciones policiales y criticado por propios y ajenos, cada vez depende más de sus “socios” en la coalición de gobierno. Más allá de lo que suceda con los inmigrantes africanos, en las últimas horas se intensifican las voces que aseguran que Israel se acerca a pasos agigantados a sus próximas elecciones adelantadas.