El Estado judío y cinco bancos hebreos son denunciados por una comisión de investigación de la Kneset por no devolver sus depósitos a los supervivientes de la «Shoah» y a sus herederos
. «Este es un día muy triste para el Estado de Israel». Efraim Zuroff, director de la oficina en Israel del Centro Simón Wiesenthal, ha sido rotundo al conocer el informe de 315 páginas desvelado por la Comisión del Parlamento sobre los depósitos de las víctimas del Holocausto en los bancos hebreos, custodiadas también en parte por el propio Estado judío.
La Comisión, presidida por la diputada laborista Colette Avital, ha concluido cuatro años después de ser constituida, para vergüenza propia y ajena de muchos supervivientes del Holocausto y, sobre todo, de las instituciones financieras del país y del Estado, que los bancos afectados, cinco en total, y el Custodio General de esos bienes han sido muy reacios a lo largo de los últimos años a la hora de devolver el dinero, unos 200 millones de dólares, a sus legítimos propietarios o herederos.
Todo comenzó en los años 20, cuando muchos judíos de Europa abrieron cuentas en bancos de la Palestina del Mandato Británico, o compraron tierras para venir a vivir aquí en su día. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, los fondos fueron transferidos a las autoridades del Mandato Británico que lo devolvieron al Estado judío con su creación en 1948.
Desde entonces, parte de esos depósitos han descansado en cuentas bancarias, el 95 por ciento en el Banco Anglo-Palestino luego convertido en el Leumi, hoy el segundo más importante de Israel; el resto, la más cuantiosa, en las arcas del Tesoro público.
En febrero de 2001, la Kneset tomó las riendas de una investigación abierta a raíz de las denuncias de algunos beneficiarios de dichos depósitos y también al salir a la luz las cuentas del Holocausto congeladas en bancos de Suiza y de Austria. Los suizos reconocieron la existencia de 54.000 «cuentas durmientes» y aceptaron a la postre la devolución de 1.250 millones de dólares.
Ahora, con la conclusión de la investigación de la Kneset, se han listado 9.000 cuentas pertenecientes a víctimas de la Shoah (así se llama al Holocausto en Israel) o a sus herederos, con sus nombres, apellidos y países de origen.
200 millones de dólares
El montante de la deuda congelada, 200 millones de dólares. Un tercio de esa cantidad estaría en los bancos; dos tercios, dependerían del Estado.
«Ni los bancos ni el Estado han hecho esfuerzos durante todo este tiempo para encontrar a los propietarios de ese dinero. No es que se hayan querido quedar con un dinero que no era suyo, pero han actuado con negligencia y falta de sensibilidad e interés», ha denunciado Colette Avital, quien se ha permitido una apostilla más personal: «Lo que hemos descubierto de los bancos nos ha provocado un gran disgusto».
Los auditores han asegurado que los bancos no han colaborado con la investigación; han provocado un retraso en cada uno de los pasos establecidos para tratar de esclarecer los hechos; han destruido documentos muy importantes; han puesto muchas trabas legales y burocráticas; no han seguido la pista del dinero ni siquiera cuando supervivientes del Holocausto o sus herederos les han instado a ello…
Los representantes de las instituciones financieras niegan haber entorpecido las investigaciones e insisten en que están a la entera disposición de las víctimas del Holocausto y de sus herederos. El Ministerio de Finanzas no ha dicho aún esta boca es mía. De no devolver unos y otros el dinero, la Kneset aprobará una ley obligándoles a ello.
«Mientras Israel ha criticado con dureza a Suiza por no actuar con diligencia en esta cuestión, de puertas para adentro han hecho exactamente lo mismo que los suizos. Ni los bancos ni el Estado han hecho nada por devolver el dinero; resulta bastante hipócrita pedirles a los suizos que hagan algo que no somos capaces de hacer nosotros», comenta Zuroff.
El director del Centro Simon Wiesenthal en Israel concluye más resignado todavía: «La investigación se ha hecho muy tarde. Muchos de los potenciales beneficiarios ya han muerto. De haber sucedido lo mismo en cualquier otro país del mundo les habríamos tachado de antisemitas».
Fte ABC