La sociedad internacional se comprometió con el principio de «nunca más», repetido estos días por la ONU, que tiene previsto celebrar una Asamblea General extraordinaria para reafirmarse en esta idea.
Alrededor de seis millones de judíos murieron en los campos de concentración erigidos por Adolf Hitler en el contexto de su «solución final», mientras que otros cientos de miles de personas sufrieron parecida suerte debido a su condición étnica, sexual o política. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, consideró esta conmemoración «una importante ocasión» para que el mundo conozca «el horror de los campos» y se comprometió a hacer todo lo posible para que no ocurra de nuevo.
Frente a la magnitud de aquella persecución, la prensa británica debate estos días acerca del disfraz del príncipe Harry y sus implicaciones éticas. «¿Esto le ofende?», escribe el diario ‘The Independent’ en portada, sobre la fotografía de un brazalete con una esvástica.
Un veterano de la Segunda Guerra Mundial, Harry Marrington, de 80 años, responde «sí» y se pregunta: «No sé que le pasa al chico (…) En mi época hubiésemos tenido problemas aunque sólo fuera por trepar a un manzano». Otro veterano, Jim Ratcliffe, de 82 años, responde «no» estar ofendido por el gesto del príncipe: «Sencillamente pensé ‘estúpido chico'». Lo que se ha montado «es una tormenta en una taza de té», considera este antiguo combatiente.