Correcta desde un punto de vista formal, ‘Caminar sobre las aguas’, ambientada en Jerusalén, en Berlín y en el Mar Muerto, se hace interesante por la perspectiva desde la que aborda la peculiar amistad surgida entre un eficaz agente del Mosad especializado en la caza de nazis y un joven judío alemán de visita turística en Israel, nieto de uno de los objetivos del agente.
El director Eytan Fox maneja a sus personajes con la voluntad explícita de poner en entredicho y remover algunos de los tópicos más arraigados en la tensa sociedad de sus país, no sólo en lo que se refiere a la condición de víctimas universales sino a otros directa o indirectamente relacionados, como la virilidad o la imagen que los israelíes tienen de sí mismos. Para ello, ha contado con la capacidad de simulación de un popular actor israelí, Lior Askenazi, y la desenvoltura de los alemanes Knut Berger y Carolina Peters.
Lo +: Algunos aspectos intimistas de la relación entre los personajes y, en especial, la incursión turística en el Mar Muerto.
Lo -: Que buena parte de estas vueltas sobre el sentido de culpa ya nos han sido contadas desde el punto de vista contrario.
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