«Tenemos un gran maestro por cada 20.000 habitantes», dijo Eliyahu Levant, fundador del club de ajedrez de Bersheba, refiriéndose a sus ocho miembros que han alcanzado el mayor grado que se otorga en este juego, reseñó AP.
En realidad hay un gran maestro por cada 22.875 habitantes en esta ciudad de 183.000. Eso sigue siendo impresionante, en comparación con centros tradicionalmente ajedrecistas en Rusia, como Moscú, donde hay un gran maestro por cada 170.000 personas, o San Petersburgo, con uno por cada 215.000, según cifras de la Federación Rusa de Ajedrez.
En todo el mundo sólo hay unos 1.000 grandes maestros, dijo Almog Burstein, representante en Israel de la Federación Mundial de Ajedrez (FIDE).
El de Bersheba se ha convertido en uno de los principales equipos en la competencia europea de clubes, dijo Vitali Golod, de 33 años, uno de los grandes maestros del club, que considera que la reputación del equipo atrajo a importantes jugadores a la ciudad.
«Bersheba tiene una cultura del ajedrez», afirmó.
Pero no siempre fue así.
Según la opinión generalizada, Levant, de 76 años, es el responsable de que el ajedrez haya echado raíces en este ambiente tan árido.
Ex funcionario del ajedrez soviético y entrenador del club de ajedrez Spartak de Leningrado, Levant fue uno de unos 140.000 judíos de la Unión Soviética a los que se les permitió emigrar a Israel a principios de la década de 1970, durante una breve distensión en las políticas del Kremlin que prohibían a los judíos salir del país.
«No entendían quién era yo: un inmigrante que no hablaba una palabra de hebreo, rechazaba un empleo y se iba a Bersheba», dijo Levant.
Lo que las autoridades del ajedrez no sabían es que, cuando estaba en la Unión Soviética, Levant quedó cautivado por la visión del padre fundador de Israel, David Ben-Gurión, para transformar a la tranquila Bersheba en la capital del desierto de Negev.
«Pensé: en ajedrez, este es el lugar donde puedo empezar desde el principio», dijo Levant.
El ajedrecista recorrió las escuelas de la ciudad, jugando partidas simultáneas ante decenas de personas a la vez. Según dijo, en su primer año enfrentó a más de 2.000 estudiantes, invitando a los que tenían algún potencial en el juego a unirse al naciente club.
En sus primeros años, el nuevo club de ajedrez compartió un pequeño cuarto con la orquesta sinfónica local, la escuela de ballet y el teatro.
Ahora, en reconocimiento a los logros del club, la ciudad está renovando su actual sede, agregándole un segundo piso.
Bajo la tutela de Levant, Bersheba se ha convertido en la potencia dominante del ajedrez israelí, habiendo ganado los campeonatos nacionales locales 17 veces desde 1974. Al hacerlo también ha ayudado a impulsar al ajedrez del país al sexto lugar mundial, con cuatro jugadores entre los mejores 100, según la FIDE.
Uno de ellos, Boris Avrukh, de 26 años, clasificado 92do, es integrante del club de Bersheba.
Levant dice que el éxito de la agrupación proviene de cultivar al talento joven. El enfoque hacia los niños es evidente.
Dentro del club el silencio de profunda concentración frecuentemente es interrumpido por los gritos de los más jóvenes cuando solucionan acertijos que les plantea su maestra. Ella exhorta a los niños a calcular tres jugadas más allá de la que están ejecutando, al tiempo que les pide que bajen los pies de las mesas.
«Los padres envían a sus hijos porque comprenden que el ajedrez es una forma de desarrollar los procesos de pensamiento», dijo Ilana David, de 43 años, la cual entrena a los jóvenes, algunos de los cuales sólo tienen cuatro años de edad.
Pero para Levant, su mayor logro no son los trofeos ni los jugadores que han alcanzado ubicarse en la clasificación internacional, sino su contribución a la juventud de la ciudad.
«Todos mis estudiantes, absolutamente todos, fueron a la universidad», dijo con orgullo.
Fte El Universal