Durante la Intifada actual (septiembre, 2000), los autobuses constituyen uno de los blancos preferidos de los palestinos suicidas que detonan cargas explosivas en medio de los pasajeros. Según los datos recabados sólo en la Cooperativa Egged, que es la que maneja el transporte público en Jerusalén y en casi todo el país, aproximadamente 200 personas murieron y 750 resultaron heridas en los diversos atentados suicidas contra sus autobuses.
Actualmente muchos autobuses disponen de un sistema que combina cuatro elementos centrales: una barrera que permite al conductor controlar y filtrar la entrada de pasajeros al autobús, siendo imposible que suban siquiera de a dos y que pase alguien ante quien no se «aflojó» una barra que detiene su paso, una puerta trasera unidireccional por la que nadie puede subir, un sistema protector del conductor y los pasajeros de adelante por si el estallido se produce a la entrada del autobús y la posibilidad de contacto por parlante entre el chofer y los pasajeros que se hallan afuera. Un quinto elemento es la detección de sustancias explosivas a corta distancia, de modo que ante una clara orden del conductor, todo se cierra herméticamente.
FTe Cidipal